Renta inesperada

Por Carlos Heller

La gran suba de los precios de las materias primas, producto de la guerra, está generando grandes presiones en el escenario inflacionario mundial y en nuestro país, que ya venía lidiando con el problema a raíz de una intensa puja distributiva, entre otras razones.
Según el Fondo Monetario Internacional, en las economías de mercados emergentes y en desarrollo el encarecimiento de los alimentos y de la energía “podría agudizar significativamente el riesgo de disturbios sociales”, una afirmación que no suele escucharse de boca del organismo: ello no quiere decir que se haya vuelto bueno, sino que hasta el Fondo se da cuenta de que hay una situación muy complicada. En su reciente informe de Perspectivas de la Economía Global, el organismo menciona la posibilidad de “evaluar un aumento temporal de los impuestos sobre el exceso de beneficios. Esto ayudaría a recuperar parte de las transferencias a las empresas que no las necesitan” y aliviaría la carga sobre las finanzas públicas. Nadie podía esperar hace un año que se desatara una guerra y que hubiera un salto de los precios internacionales de los alimentos superior al 35%.
Estos beneficios en exceso deben servir para morigerar los impactos que se observan en la canasta básica y que afectan a los sectores más vulnerables. El Gobierno dio los lineamientos generales del proyecto para gravar estas rentas inesperadas. Se mencionó la posibilidad de que estén alcanzadas las empresas que ganen más de 1.000 millones de pesos, que además muestren márgenes de ganancia “anormalmente altos” producto del cambio del contexto internacional y cuyo “resultado ordinario en relación con el margen de ganancias, también tiene que ser anormalmente elevado en el año 2022”. Si la renta extraordinaria se canaliza hacia la inversión, la contribución sería menor. No se hizo alusión a las alícuotas y otros parámetros sobre los que se está trabajando y que estarán presentes en el proyecto de ley que será tratado en el Parlamento. Hay apenas cinco empresas, todas ellas multinacionales, que en 2021 exportaron más del 60% de los granos. En el rubro subproductos y aceites sólo una compañía absorbió más del 20%. Estos datos, que se repiten en forma aproximada en varios sectores, dan una idea de dónde hay que poner la lupa, sabiendo que no son los pequeños productores los que más se benefician de los altos precios. Hacia este sentido apunta el proyecto de renta inesperada del Gobierno.