El Parlamento italiano, dominado por la derecha, aprobó un proyecto de ley destinado a hacer que los sueldos sean más “equitativos”, enterrando de facto la creación de un salario mínimo obligatorio de 9,7 dólares la hora. Los diputados aprobaron el texto por 153 votos a favor y 118 en contra, entre los gritos de los representantes de la oposición, que enarbolaron pancartas en las que se leía: “No en mi nombre”. Según los sondeos, el 70% de los italianos están de acuerdo con que se instaure un salario mínimo, debido a que sus sueldos están estancados desde hace tiempo y asfixiados por la inflación. Sin embargo, la primera ministra Giorgia Meloni logró su objetivo, incluso contra sus propios votantes. Italia es, junto con Finlandia, Suecia, Dinamarca y Austria, uno de los cinco últimos países de la Unión Europea en donde los sueldos se determinan mediante negociación entre la patronal y los sindicatos.
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