Grandi Scimmie
Sergio A. Rossi
Cristiano Rattazzi tuvo un duro pronóstico para los dos próximos años del país. Según publica La Nación, durante la conferencia que celebró la Unión Industrial Argentina (UIA) esta semana, no se quedó a escuchar el mensaje del presidente Alberto Fernández. El ex CEO de Fiat prefirió irse a un programa de televisión, pero antes dejó un contundente off the record a los periodistas. «Se terminó el tiempo de los discursos. Necesitamos acción y que empiece a gobernar. Menos discurso y más plan económico para cerrar en el menor tiempo posible el acuerdo con el FMI», dicen que dijo.
Nada nuevo viniendo de Ratazzi quien al inaugurar la Convención Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), en 2019, dijo: “El PRO nunca puso en cana a Cristina con todas las evidencias que hay». Habían pasado pocos días de las PASO en las que los Fernández se habían impuesto por un amplio margen que presagiaba el fin del macrismo para el que Ratazzi había hecho campaña y hasta ejercido de fiscal.
Indignado, se preguntó: «¿Cómo puede haber un 30% de los argentinos que vote a Alí Babá y los 40 ladrones sin que les importe nada?».
Sus posiciones políticas extravagantes muestran que tampoco entiende o tampoco quiere al país que tan generosamente lo acoge, y en el que derrocha la tanta prensa que obtiene.
Su verba inflamada, precoz y soberbia, lo muestra de una ignorancia llamativa. Un señor grande que parece no haber leído ni los libros para chicos que tantos de su generación leyeron.
En un alarde de astucia moralizadora compara a Cristina Fernández con Alí Babá, y la acusa de ser la jefa de la banda de los 40 ladrones. Un cardumen de gorilas iletrados que presumen de cultos corren a repitir el chiste y lo festejan.
Podrían leer el cuento, al menos en alguna versión infantil y resumida, si no son capaces de leer “Las mil y una noches” y todas las historias que la pobre Sherazade cuenta cada noche al malvado Sultán. Así se enterarían de que Alí Babá era enemigo de los 40 ladrones, que pelea con ellos y los burla, que éstos lo persiguen y quieren matarlo, que su conducta era honrada y generosa, y que además era agradecido y termina, en el cuento, como un respetado, digno y querido ciudadano.
El ladrón, decían las viejas, ve a todos de su condición.