Durante el operativo fueron detenidos seis acusados de integrar una organización dedicada al narcotráfico internacional.
La investigación surgió de declaraciones que en 2018 hizo como «arrepentido» en otra causa el contador Diego Guastini (45), condenado por tráfico de divisas y sindicado lavador de dinero de grupos narcos, quien fue asesinado el 28 de octubre de 2019 por un sicario que lo atacó a tiros en el partido de Quilmes.
Entre numerosos datos que aportó a la Justicia, Guastini habló de operaciones de narcotráfico a Europa a bordo de embarcaciones y mencionó a personas que comenzaron entonces a ser investigadas por la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) y la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), tanto por sus actividades de tráfico de drogas como financieras.
Una de esas personas, residente en la ciudad balnearia de Necochea, también había comenzado a ser investigada por la fiscalía Federal de ese distrito, con apoyo de la Prefectura Naval Argentina (PNA), aunque el caso fue tomado finalmente por la Procunar, que dirige Diego Iglesias, y que ya venía trabajando desde antes con colaboración de Gendarmería Nacional.
Las pesquisas encaradas entre la fiscalía y las fuerzas de seguridad federales cobraron un impulso mayor un año después, cuando cayó detenido en Marbella, España, un argentino con ciudadanía española por el tráfico de 1.500 kilos de cocaína.
En ese operativo se determinó que la droga había llegado a esa zona por vía marítima y hubo en total cinco apresados, uno de ellos el argentino con ciudadanía española Gustavo Marano, quien resultó ser familiar del hombre investigado en Argentina, explicaron los voceros judiciales.
Durante los años subsiguientes, los investigadores analizaron el entramado de relaciones y actividades de ese sospechoso y el 10 de junio pasado, en base a escuchas telefónicas y seguimientos, surgió información sobre un inminente traslado de un cargamento de droga a Europa por vía fluvial y marítima. Del seguimiento ordenado en la causa, se estableció que había tres embarcaciones que navegaban a través del río Paraná y que hacían paradas en muelles de distintas viviendas, donde personas subían y bajaban bolsos estancos -especialmente acondicionados para evitar su contacto con el agua, el polvo o el barro-.
Patrullas de la GN y PNA realizaron entonces un seguimiento de esas embarcaciones hasta que determinaron que una de ellas se acoderaba a un velero llamado «Quo Vadis» que estaba más alejado de la costa.
Por orden del juez federal 2 de Lomas de Zamora, Luis Armella, y a pedido de la Procunar y de la fiscalía Federal de ese distrito, tres días después, el 13 de junio último, los agentes federales realizaron un operativo a bordo de ese velero y apresaron a cuatro personas, mientras que otras dos, entre ellas el familiar de Marano, fueron detenidas al bajar de una lancha en una isla de la ribera del Paraná, a la altura del partido de Escobar, donde alquilaban una casa.
Al requisar la vivienda y una camioneta, los efectivos hallaron 34 bolsos con 800 paquetes sellados con plástico y envueltos en piñatas rosas, que contenían en total 889,255 kilos de cocaína.
Al día siguiente, el 14, en tanto, se allanaron los domicilios de los detenidos y en un guardarropas de la vivienda del sospechoso que residía en el country «El Centauro», de la localidad bonaerense de Canning, se secuestraron otros 660,740 kilos de esa misma droga.
En el marco de la «Operación Atlantis», en la que no se descartan nuevos arrestos y operativos, se secuestraron por el momento seis camionetas, cinco autos -dos de ellos de alta gama-, tres embarcaciones (velero, lancha rápida y semirrígido), seis motos, elementos de logística, 650.000 pesos, 38.000 dólares, 53.690 euros y 11.300 reales, un dispositivo de almacenamiento de bitcoin, una máquina cuenta dinero y documentación arias de interés para la causa, además de los 1.549 kilos de cocaína.