Yo digo… Cumbre de las Américas

Por Luis Britto García

1.
En “Alicia en el País de las Maravillas”, de Lewis Carroll, una benévola Morsa invita a un grupo de almejas a un banquete del cual serán el plato principal. Al convite de la Morsa se asemejan estas Cumbres en las cuales un país hegemónico convoca a otros para devorarlos. Oficialmente a la cita la monta la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, en el antiguo edificio de la Unión Panamericana, cuyo presupuesto depende en más de 60% del aporte estadounidense, y a la cual el Che definió como el “Ministerio de Colonias de Estados Unidos”. En efecto, la OEA esgrime contra todos los países de Nuestra América una Convención Interamericana de los Derechos Humanos en virtud de la cual deben acudir anualmente a Washington a ser acusados por una Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y juzgados por una Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Estados Unidos astutamente evitó suscribir la mencionada Convención, pues ser sentenciado por un organismo internacional lesionaba su soberanía.

2.
Si cupieran dudas acerca de la orientación de estas Cumbres, basta revisar sus sedes y mandatarios huéspedes. La I sesiona en 1994 en Miami, “show window” del modo de vida estadounidense, convocada por Bill Clinton. La II se reúne en 1998 en Chile, presidida por Eduardo Frei Ruiz-Tagle, heredero del pinochetismo. La III opera en 2001 en Quebec, alojada por Jean Chretien, mandatario sumiso a las políticas de su poderoso vecino, y es sacudida por masivas protestas anti globalización. La IV sesiona en 2004 en Monterrey, bajo la presidencia de Vicente Fox, identificado con intereses y políticas de ésta. La V, para variar, sesiona en 2005 en Mar del Plata, bajo la presidencia de Néstor Kirchner, y resulta el gran fiasco para Estados Unidos. La intención era aprobar sin examen, ni discusión, el ALCA, que pretendía la entrega masiva al capital los recursos naturales, estratégicos y turísticos de Nuestra América, permitía la incondicional exoneración de impuestos de los empresarios y la eliminación de los derechos laborales y sindicales de trabajadores. Las delegaciones lo rechazaron de plano.

3.
Aturdidos por el desplante, los funcionarios de la OEA tardaron cuatro años en convocar otra Cumbre en 2009, en la ex colonia británica de Trinidad y Tobago bajo la presidencia del neocolonialísimo Patrick Manning. Para seguir pisando bajo seguro, en 2012 congregaban otra en Colombia, ocupada por nueve bases militares estadounidenses declaradas e infinidad de otras disimuladas en sus aeropuertos y enclaves estratégicos. Para mayor seguridad, la OEA reúne la VII Cumbre en 2015 en Panamá, de nuevo sembrado de bases militar en violación de los acuerdos Carter-Torrijos, dolarizado y presidido por el también dolarizado Juan Carlos Valera. La Cumbre del 2018 es reunida en la ciudad sede del tristemente célebre Grupo de Lima, y presidida por Martín Vizcarra, ex vicepresidente del todavía más tristemente célebre ex Presidente Pedro Pablo Kuczynski, depuesto por corrupción.

4.
Así, se entiende que los preparadores de la IX Cumbre de las Américas en 2022 intenten pisar firme convocándola para Los Ángeles (ciudad que arrebataron a México junto con más de la mitad de su territorio en 1845), dirigida por su propio Presidente Joe Biden, y sólo con delegados de países que consideran suyos. En el magistral relato “Confesión de un Ególatra”, Otrova Gomás describe el banquete que un engreído se dedica, y cuyo único invitado, previsiblemente, es él mismo.

5.
La IX Cumbre se convoca para comprometer a Nuestra América contra Rusia y China. Cada vez que Estados Unidos se mete en un pleito serio, busca el respaldo del Patio Trasero. Para ello lanzó cuando la Segunda Guerra Mundial la política del “Buen Vecino”. Nada de invitar almejas que no se dejen comer, ni países que no se definan como incondicionales. Por ello se excluye del Banquete del Ególatra a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Pero no están solas. El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, señala: “¿Cómo es que convocamos a una Cumbre de las Américas, pero no invitamos a todos? ¿Entonces de dónde son los que no están invitados? Si hay exclusión, si no todos son invitados, habrá una representación del gobierno de México, pero no iría yo”. Xiomara Castillo, Presidenta de Honduras, cuyo esposo Manuel Zelaya fuera depuesto por golpe del Comando Sur, afirma que una Cumbre no sería tal “si no estamos todas las naciones”. Funcionarios de Brasil informan que el Presidente Bolsonaro considera no asistir. Alberto Fernández manifestó que asistiría, pero que debían ser invitados todos los mandatarios de la región. Y Luis Arce, Presidente de Bolivia, víctima apenas repuesta del sangriento golpe perpetrado por la OEA, afirmó: “Una Cumbre de las Américas que excluye a países americanos no será una Cumbre de las Américas plena, y de persistir la exclusión de pueblos hermanos, no participaré de la misma”.
Con la unipolaridad, va en vías de extinción la incondicionalidad.