La violencia del éxito

Los “Papeles de Uber”, un total de 124.000 documentos internos de la compañía de transporte compartido, que se remontan al período 2013-2017, fueron filtrados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ). Los documentos divulgados el domingo muestran cómo la compañía estadounidense “conquistó” el planeta ofreciendo regalos, viajes y dinero a 758 políticos, 590 funcionarios, 64 periodistas, 42 académicos y centenares de empresarios de diversos países. La empresa recurrió a “inversionistas estratégicos”, millonarios con conexiones políticas o influencia mediática para impulsar cambios en sus países. En Argentina pensaron en Lionel Messi e incluso hubo correos electrónicos internos en 2015 sobre un supuesto contacto con su equipo, pero desde el entorno del futbolista negaron haber recibido algún tipo de propuesta. Uber también buscó aprovechar a ex funcionarios como Jim Messina, quien fuera jefe de oficina de Obama, que tomó a Uber como cliente. Los archivos muestran que Messina actuó como lobbista para evitar la sanción de regulaciones que frenaran la expansión de la empresa, rechazando todas leyes laborales y las normas de la libre competencia. De hecho, los documentos demuestran que Messina tomó contacto con Mauricio Macri y sus ministros en 2016 para legalizar la instalación de Uber, lo que logró hacer efectivo en Mendoza, por la autorización del ex gobernador Alfredo Cornejo, y en CABA por un fallo del Tribunal Superior de Justicia porteño. El carácter mercenario de la empresa se resume en un intercambio entre altos ejecutivos que analizan la amenaza que suponía para los conductores de Uber durante una huelga de taxistas en París. Travis Kalanick, cofundador y exdirector ejecutivo de Uber, quería que sus conductores desafiaran la huelga. Cuando se le advirtió que esto podría provocar represalias violentas, Kalanick respondió: “Creo que vale la pena. La violencia garantiza el éxito”. En Argentina los argumentos de los lobistas eran idénticos: que toda innovación genera siempre una reacción conservadora; que la nueva tecnología era más segura y económica para los usuarios, frente a “la mafia de los taxis”. A partir de 2016 se repitieron oleadas de programas de televisión e informes en los periódicos que hablaban de las ventajas de todo tipo de Uber contra los obsoletos taxis y sus malhumorados conductores. A la luz de los mensajes de texto y correos electrónicos filtrados, resultan evidentes sus motivaciones: Uber gastó 90 millones de dólares solo en 2016 para alistar partidarios de su causa.