Un cazador de grillos de arbusto coloca trampas para atrapar a estos insectos que son un preciado manjar en Uganda. Cuando emerge el “nsenene” en noviembre, los hombres arman trampas con tambores de metal y láminas de zinc corrugado. Los cazadores dejan luces encendidas durante la noche para atraerlos y hacerlos chocar contra las chapas desde donde caen en los tambores. En la región central de Uganda, las mujeres y los niños los recolectan, arrancan las alas y las patas y luego los fríen en su propio aceite con cebolla y especias. El hecho de que el nsenene secrete aceite los hace más asequibles: los lugareños no necesitan comprar aceite de cocina. La caza de nsenene es una industria con fuerte demanda en los bares donde se ofrecen como aperitivos para acompañar a la cerveza fría, como sucede con el maní y otros aperitivos en el resto de los países.