Por Dominique Finke
(Especial desde Corriente)
Tras casi cuatro meses de constantes y crecientes incendios, el gobierno de Corrientes declaró hace dos días el “estado de catástrofe ambiental y ecológica”. Lo hizo horas después de la visita del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el diputado nacional y armador de la campaña presidencial 2023, Diego Santilli. Con ellos el mandatario provincial, Gustavo Valdés, firmó un convenio para “preservar las especies nativas” y les regaló un libro de los Esteros del Iberá, que en ese preciso momento estaban siendo acechados por las llamas, en una provincia que tiene el 9% de su superficie afectada por los fuegos: son casi 800 mil hectáreas que ya se quemaron. El mayor desastre ígneo de su historia. Valdés lo atribuyó esta semana a la “yeta”; pero entre los cruces políticos, ayudas demoradas, promesas incumplidas y la falta de planificación de una administración provincial que busca colocar a Corrientes como la capital nacional de la forestación sin contemplar los factores climáticos ni planes de previsión y control a las acciones de productores y empresas, parece demostrarse que a la “mala suerte” todo este tiempo se la fue alimentando
De acuerdo al último registro del INTA, hay un total de 785.238 hectáreas incendiadas, que involucra a 31.000 plantaciones forestales. Día a día combaten más de 2.600 bomberos y brigadistas, 10 aviones y 5 helicópteros. Si bien tuvieron demoras de semanas, el Estado Nacional ya envió a la gobernación unos 500 millones de pesos en asistencia, más de 30 vehículos (terrestres y aéreos) y centenares de brigadistas. Valdés, además, recibió ayudas de 8 provincias, entre ellas, la de Entre Ríos.
Bondades forestales
Las pérdidas madereras se cuentan de a millones. La provincia es hoy uno de los mayores polos forestoindustriales del país y el pasado diciembre, el gobernador realizó una gira por Europa, visitando y promoviendo las bondades forestales de Corrientes en Austria, Países Bajos, Bélgica y Rumania, mientras ya había focos de incendios.
Hasta ayer se registraban 20 focos activos. Según el relevamiento del INTA, se consumieron 408.846 hectáreas de malezales, esteros y otros bañados; más de 28.000 de bosques nativos y 31.265 hectáreas de bosques cultivados, muchos de ellos con pino, una de las plantas más inflamables del ambiente.
Corrientes es la única provincia que posee un parque industrial exclusivo para actividad forestal. A pesar de la impronta de potencia en el rubro, no cuenta con un Comité de Emergencia, Secretaría de Ambiente o infraestructura específica para el manejo del fuego, más allá de medidas tomadas una vez desatado el desastre y no antes. Fue evidente la falta de cuadrillas específicas de bomberos forestales para hacer frente a un escenario crítico. De hecho, el Consorcio del Manejo del Fuego correntino no forma parte de la política de Estado local, sino que es una asociación civil.
Humedales calcinados
Si bien las altas temperaturas y la sequía que se arrastra desde el 2020 se erigen como causales centrales de esta catástrofe, no es algo sorpresivo: los registros de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Corrientes revelan que desde el 2002 la provincia presenta episodios significativos de fuegos. Ya en la 31º Fiesta Nacional del Chamamé, en plena ola de calor extremo y con casi 300.000 hectáreas afectadas, artistas y activistas reclamaban al Estado provincial que adhiera al proyecto de Ley de Humedales, a lo que Corrientes se niega de forma rotunda pese a ser el hogar de centenares de especies de flora y fauna únicas, como el yaguareté y los Esteros del Iberá, una de las mayores reservas de agua dulce del mundo. Casi un 60% de lo quemado son humedales.
Eso ocurre con los fuegos. La Dirección de Defensa Civil de Corrientes informó que se hallaron varios de los focos ígneos prendidos de manera intencional en distintos puntos del territorio. Este tipo de acciones se encuentran penadas en la provincia, donde está vigente la prohibición total de quemas. En soledad, el jefe de Operaciones de Defensa Civil, Orlando Bertoni, salió a pedirle a la población videos o fotos del accionar de los productores que puedan “colaborar” con la Justicia. Sin embargo, en medios locales, afines al oficialismo provincial, la discusión se centra en los brigadistas y bomberos voluntarios acusados de desconocimiento sobre cómo proceder en la lucha contra el fuego. Sobre todo, los enviados por Nación. Mientras tanto, en estas horas críticas, en la localidad de Santo Tomé, alineada políticamente a la provincia, una autobomba es utilizada para limpiar un corsódromo.










