Yo digo… Perón y la defensa nacional

Sergio A. Rossi

La Universidad de la Defensa Nacional ha reunido en un libro una selección de discursos de Juan Domingo Perón. Poco puede añadirse sobre estos discursos. Sus palabras siguen vigentes, hablando claras al presente y al futuro, y las notas que presentan a cada uno los engarzan en la trama de su historia y los sitúan en la intención del momento.
Merece señalarse de este libro la cuidada selección de textos y el presentarlos reunidos y traducidos a varios idiomas. Aquellas palabras fueron dirigidas al pueblo argentino, sí, pero se concebían portadoras de un mensaje que se brindaba en propuesta a los pueblos del mundo.
La tarea del traductor es ardua siempre, ya que debe reescribir el texto para transmitir con fidelidad la esencia del contenido, al tiempo que trasplantar las formas -las complejas formas del idioma- a un contexto paralelo de reglas y de valoraciones, a la vez semejante y distinto.
Perón ayuda al traductor en lo que hace a la esencia, ya que sus conceptos son nítidos y la prosa es lógica y precisa, pero su hablar presenta exigencias, ya que está plagado de sobreentendidos, dichos y pareceres del habla rioplatense. Para el público argentino gana en claridad y en cercanía, ya que recoge modos de la poesía gauchesca y de la tradición popular.
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Contra lo que pretendieron sus enemigos hay en Perón una coherencia discursiva absoluta, en su concepción y en su mensaje, que se refleja en textos a lo largo de cuatro décadas, tres de las cuales lo tuvieron como protagonista central de la política argentina.
Esos textos y esos discursos son parte de una gigantesca operación semántica, que se desplegó en diversos formatos de comunicación, resignificación y apropiación de sentidos; dimensión semántica de una enorme movilización del espíritu nacional, que fue a un tiempo ruptura y continuidad. Podemos reconocer en Perón afinidades e influencias de líderes y pensadores latinoamericanos que le precedieron, como Haya de la Torre y Cárdenas, así como percibir su influencia en otros posteriores, como Torrijos o Chávez.
En las que se recogen en este libro postula la necesidad de contar con una doctrina nacional, de integrarse con los pueblos hermanos del subcontinente y de redefinir la conciencia ambiental de la humanidad. Recogiendo la idea de la nación en armas, la cohesión nacional resulta pieza esencial que debe forjarse con justicia social y dignidad popular. La integración plena de la mujer a la vida política se concreta al tiempo que las multitudes argentinas, sometidas y marginadas hasta entonces, acceden por primera vez a la satisfacción de sus necesidades materiales y espirituales.
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Perón afirma que el individuo sólo puede realizarse en una comunidad que se realiza, que la modernidad y el crecimiento de las sociedades no deben “insectificar” al hombre, ni alienarlo; que la masa innúmera de individuos debe imbuirse de una doctrina nacional para devenir en pueblo organizado y poder así forjar su destino. La planificación estatal es imprescindible para dirigir la movilización del espíritu nacional, ponerla en actos y potenciar su eficacia. La enunciación de la doctrina y la explicitación del plan son herramientas para permitir la participación y darle sentido democratizador. La convocatoria permanente a la unidad nacional deviene en imperativo, muchas veces perturbado por la hostilidad enemiga y la incomprensión sectorial. Corregir errores, deponer el enfrentamiento de trincheras y recomenzar el ciclo se hace necesario para reconstituir el cuerpo de la Nación. Doctrina, plan y liderazgo concurren a esa tarea, y en esa apelación y convocatoria el propio cuerpo de Perón, como enunciador del mensaje y como articulador de la política, busca convocar con amplitud y abarcar contradicciones, refundiéndolas y proyectándolas al futuro. Así como el país de los argentinos es fruto de la sedimentación, la hibridez y el mestizaje, así el movimiento peronista debe ser capaz de componer diferencias e integrarlas.
La química nos enseña a distinguir entre mezcla y solución. Idénticos elementos se yuxtaponen en la mezcla, sin interactuar ni combinarse; mientras que en la solución se combinan dando origen a un compuesto nuevo. A diferencia de otros países, aquí en el nuestro, indios, españoles, criollos e inmigrantes tardíos del siglo XIX se refunden en una identidad nueva. Del mismo modo el peronismo recoge tradiciones políticas e ideológicas y las integra para la formulación de la doctrina nacional.
El peronismo es solución y no problema. Es solución parcial y en actualización permanente, que requiere de confluencias sucesivas y crecientes para su realización.