Yo digo… Odiar con fines de lucro

Arturo Brooks

El actor, escritor y defensor antirracista británico, Sacha Baron Cohen, pronunció un discurso en el 60º aniversario de la Marcha en Washington el sábado pasado, pidiendo a la gente que elija “la verdad y la empatía sobre las mentiras y el odio”.
Su tesis universitaria, que fue investigada en el Centro Martin Luther King en Atlanta, se centró en la cooperación entre las comunidades negra y judía durante el movimiento de derechos civiles. En su discurso recordó que cuando hizo ese trabajo sobre el movimiento de derechos civiles y visitó Atlanta, “aprendí cómo los afroamericanos y los judíos estadounidenses —y personas de tantas religiones— unieron sus brazos, fueron a la cárcel juntos, sacrificaron sus vidas juntos y lograron juntos victorias históricas por los derechos civiles”.
Para Baron Cohen, la actual polarización política —que se ha extendido por casi todos los países del mundo—, las campañas de difamación, la mentira y la beligerancia que empantanan el debate público y la convivencia ciudadana, no son nuevos. Lo que ha cambiado es la caja de resonancia que ahora les proporcionan las redes sociales y también los medios de comunicación tradicionales que fomentan “los peores instintos de la humanidad”.

Creer en la verdad
Sacha Baron Cohen sabe de lo que habla. Dijo que al interpretar al personaje ficticio Borat Sagdiyev, para la película Borat (2006), “como el segundo periodista de Kazajistán”, entrevistó algunos estudiantes estadounidenses blancos. “Sólo hicieron falta unos cuantos tragos y pronto me dijeron lo que realmente creían. Preguntaron si en mi país las mujeres son esclavas. Hablaron de cómo, aquí en Estados Unidos, ‘los judíos’ tienen ‘la ventaja’. Cuando les pregunté, ¿tienen esclavos en Estados Unidos?, respondieron: ‘¡Ojalá!. Deberíamos tener esclavos’, dijo uno, ‘sería un país mejor’».
Parado frente al monumento a Lincoln, donde el 26 de agosto de 1963 Martín Luther King pronunció ante 250.000 personas su célebre “Yo tengo un sueño”, Baron Cohen reflexionó. “Esos jóvenes tomaron una decisión. Eligieron creer algunas de las mentiras más antiguas y viles que están en la raíz de todo odio. Y por eso me duele tener que decirlo una vez más. La idea de que las personas de color son inferiores es mentira. La idea de que los judíos son peligrosos y todopoderosos es mentira. La idea de que las mujeres no son iguales a los hombres es mentira. La idea de que las personas queer son una amenaza para nuestros hijos es mentira”.
Recordó también que como Borat, “una vez conseguí que todo un bar en Arizona cantara a coro ‘En mi país tenemos un problema’, una canción antisemita que pide a los oyentes que arrojen al judío a un pozo”. Pero cuando intentó filmar la misma escena en un bar de Nashville, la gente lo abucheó y luego lo echaron del bar. “Esas personas tomaron la decisión de creer en la verdad. La verdad de que todos merecemos respeto, dignidad e igualdad, sin importar quiénes seamos, cómo luzcamos, cómo oremos o a quién amamos”.

Las fuerzas del odio
Hoy, las decisiones que tomamos son más importantes que nunca porque “las fuerzas del odio”, como las definió Baron Cohen, tienen una nueva arma que no estaba disponible en 1963: las redes sociales.
“Esta tecnología da una ventaja a los intolerantes. Así es como difunden su porquería, reclutan nuevos miembros y planifican sus ataques. Y todos hemos visto sus resultados mortales. Un aumento de los crímenes de odio, la violencia política y un ataque a la democracia misma”.
Hizo un llamado para enfrentar el odio, las conspiraciones y las mentiras especialmente en las redes sociales. “Cuando alguien intenta culpar de los problemas a grupos vulnerables, no lo creas. No hagas clic en teorías conspirativas. No le des un ‘Me gusta´ a la mentira”.
Estas plataformas no pueden sobrevivir sin dinero. Los influencers mentirosos, tampoco”.
Por eso convocó a los usuarios, a las empresas y a los organismos públicos que los financian a que retiren sus anuncios de las plataformas que difundan el odio y la intolerancia.
“A todos los directores ejecutivos de redes sociales que se han enriquecido con algoritmos que ayudan a alimentar la crisis de salud mental entre nuestros niños y la polarización de nuestras sociedades: cambien su modelo de negocio. Dejen de odiar con fines de lucro. Por una vez, utilicen los miles de millones de dólares que han ganado para crear un producto que no sea tóxico. Siempre tenemos una opción”.
El odio en el mundo virtual, mata en el mundo real.