Por Carlos Heller
La semana pasada se desarrolló en Brasilia el encuentro de Jefes de Estado de América del Sur, convocado por el presidente Lula da Silva, dando continuidad a la decisión de Brasil y Argentina de reincorporarse al ámbito de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en abril de este año.
En su intervención, Lula bregó por la reconstrucción del espacio, muy golpeado en la etapa de gobiernos neoliberales, producto de la salida de países importantes. De hecho, Argentina y Brasil dejaron de participar durante los gobiernos de Mauricio Macri y Jair Bolsonaro y prácticamente desarticularon la Unasur. En la actualidad la conforman seis países (más Colombia, que acaba de anunciar su reingreso); no están participando Ecuador, Chile, Paraguay y Uruguay. El mandatario brasileño definió a la Unión sudamericana como un bloque para superar “graves problemas que tienen más de 500 años (…). Si estamos juntos, tenemos un mercado de 450 millones de personas, tenemos fuerza en el proceso de negociación”.
Lula también afirmó: “tenemos el mayor y más variado potencial energético del mundo si tenemos en cuenta las reservas de petróleo y gas, la hidroelectricidad, los biocombustibles, la energía nuclear, eólica y solar y el hidrógeno verde. Somos grandes y diversos proveedores de alimentos. Tenemos más de 1/3 de las reservas de agua dulce del mundo y una biodiversidad muy rica y poco conocida”.
Por todo eso es imprescindible retomar la senda de la unidad, ya que, como dijo el presidente de Brasil, “ningún país por sí tendrá la fortaleza de enfrentar los retos de la geopolítica y la economía mundial actual”.
Meta y camino
Otras citas más que interesantes aparecieron en la carta que el expresidente uruguayo José Pepe Mujica envió a Lula, en la previa de la reunión de jefes de Estado. Es un texto medular, de una belleza y de una profundidad notables, donde entre otros temas hace alusión a la integración regional como “meta”, en tanto que el “camino” pasa por “la proliferación de proyectos de cooperación entre dos o más países de la región”.
Mujica señala que para llegar a esa meta es fundamental “la fuerza del pueblo”, potenciar la solidaridad continental y despertar el sentimiento de pertenencia. También mejorar la integración energética y dinamizar el comercio, pero no de cualquier forma: hasta ahora cuando hablamos de integración, reflexiona el expresidente, “hemos sido puramente fenicios, ¿cuánto te vendo y cuánto me vendes tú? Y los fenicios que fueron unos mercaderes formidables no crearon ninguna civilización (…). Avanzar en la integración significa poner pasión, esperanza y conocimiento en nuestra gente”.
Acuerdos con otros países
El Gobierno continúa profundizando las negociaciones con otros países y bloques para reforzar el frente externo en el corto plazo, mientras en paralelo se avanza con la definición de una serie de políticas de carácter estratégico.
En el cierre de la primera jornada del viaje a China el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció el desembolso en las semanas venideras de U$S 924 millones “que a corto plazo nos alivian las reservas”, pero que además a largo plazo solucionarán los problemas de electricidad que sufren 8 millones de personas, y servirán para proveer de agua y cloacas a 1,6 millones de personas.
Los recursos provendrán del aporte de empresas chinas: U$S 524 millones para la continuidad de las obras en las represas de Santa Cruz; U$S 70 millones para la construcción de plantas depuradoras de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) en las ciudades bonaerenses de Laferrere y El Jagüel; por U$S 330 millones para la financiación del proyecto AMBA 1 para la distribución de energía eléctrica en la región metropolitana.
El Banco Popular de China accedió a renovar el swap de monedas (formalizado en yuanes) e incrementar las divisas de libre disponibilidad por hasta unos U$S 10.000 millones (U$S 5.000 millones más que lo ya acordado), que podría utilizar el BCRA para el intercambio comercial con dicho país y para intervenir en los mercados y estabilizar la cotización de los dólares financieros.
Por su parte, fruto de las conversaciones que se vienen manteniendo con las autoridades brasileñas, se confirmó el financiamiento del segundo tramo del Gasoducto Néstor Kirchner (562km), el cual permitirá abastecer al vecino país con el gas de Vaca Muerta y generará también un ahorro de divisas, teniendo en cuenta la importante compra de energía al exterior que se realiza actualmente. Otro ejemplo de una política estratégica que excede a la gestión del actual gobierno y que además da cuenta de las potencialidades que tiene la integración regional.