23.9 C
Concepción del Uruguay
martes, abril 22, 2025

Yo digo… La libertad es para “los mercados”

Por Carlos Heller

El miércoles se dio a conocer el decreto de desregulación, que busca reconfigurar las funciones del Estado reduciendo su capacidad para sostener la soberanía nacional, la promoción de ciertas actividades estratégicas, la limitación de los abusos de todo tipo hacia trabajadores, consumidores, inquilinos, personas con enfermedades. Estas últimas cuestiones vulneran gran cantidad de derechos adquiridos, muchos de ellos en estos 40 años de democracia. De allí que el nombre del decreto resulta inexacto: “Bases para la reconstrucción de la economía argentina”. No tiene nada de reconstrucción y va mucho más allá de la cuestión económica, avasallando derechos.
Los cambios normativos del DNU golpearán de lleno a la clase media y a los sectores de menores recursos, mientras que beneficiarán a los sectores más concentrados de la economía, a los que se les otorga vía libre para hacer máximas sus ganancias.
Precisamente, la Asociación Empresaria Argentina (AEA) manifestó en un comunicado: “Valoramos, muy especialmente, que el Gobierno se disponga a tomar medidas que permitan el más pleno desarrollo del sector privado”. Por su parte, la Unión Industrial Argentina (UIA), al hacer mención al capítulo laboral, sostuvo que “las modificaciones implementadas muestran un camino para entender las nuevas realidades laborales y sientan las bases para que cuando se materialice una recuperación económica, las nuevas contrataciones sean más simples y sostenibles”. Paradójicamente, esta afirmación se da en un contexto en que el desempleo llegó al 5,7% en el tercer trimestre de 2023, el menor nivel en décadas.

Los favores del paquete
El presidente Milei comentó que “el paquete no es en favor de las empresas, es en favor del mercado”. Y agregó: “Una cosa es que hagas un paquete a favor del mercado o de las empresas, pero en el mercado las dos partes ganan”. Esto es una falacia instalada por el pensamiento neoliberal. El mercado es una entelequia, y es una mentira que las dos partes ganen: gana el más fuerte, el que puede imponer condiciones, el más concentrado. Como si la mayoría de los mercados no tuvieran la estructura de oligopolios, donde unas pocas grandes empresas concentran la producción o la demanda de insumos.
También se derogan las leyes de Abastecimiento “para que el Estado nunca más atente contra el derecho de propiedad de los individuos”, al decir de Milei. Debería haber reemplazado “individuos” por “empresas”.

Informalidad laboral
En lo laboral, y analizando la letra del decreto, es evidente que empeorarán las condiciones de contratación y que se debilitará el poder de negociación de los trabajadores para la defensa del salario, en particular por la vía del derecho a huelga. Se amplía la definición de servicios esenciales, y se agregan los de “importancia trascendental”, alcanzando así a una gran cantidad de actividades, y estableciendo porcentajes de prestación mínima de servicios muy elevados (75% para los esenciales y 50% para los “trascendentales”).
También se reduce la indemnización por despido y se habilita su reemplazo por fondos de cese laboral. Se eliminan las multas y las penalizaciones por la no registración de la relación laboral y se amplía el período de prueba de tres a ocho meses. Con estas disposiciones, se incrementará aún más la informalidad laboral.

La verdadera urgencia
En tanto, con la derogación de la Ley de Alquileres se quita casi toda protección a quienes alquilan. Se podrán exigir pagos en dólares, no será obligatorio el plazo mínimo, no habrá topes a depósitos y garantías, y se podrá indexar el contrato con cualquier criterio. Queda claro que inquilinos e inquilinas quedarán sujetos a las imposiciones de los propietarios.
Van dos semanas de gobierno. En la primera se informó el comienzo de un ajuste fiscal de características inéditas, con la excusa de que el país está al borde de la hiperinflación y que no hay otro camino posible. En la segunda semana se presentó el paquete de desregulación que en rigor busca que temas trascendentales queden escindidos de la órbita del Congreso, queriendo obviar a las instituciones de la democracia.
Si alguien tiene urgencia es el gobierno, que sabe que la legitimidad que consiguió en las urnas se irá diluyendo en la medida que la población se vaya viendo cada vez más alcanzada por los efectos del ajuste. Los cacerolazos que surgieron inmediatamente después del anuncio del Presidente, muestran que hay una gran parte de la sociedad que no está de acuerdo, ni con las formas, ni con el contenido de fondo del decreto.

--