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viernes, septiembre 20, 2024

Yo digo… Israelíes y palestinos afrontan su mayor peligro desde 1948 (Parte 2)

Por Yuval Noah Harari (*)

La política a menudo funciona como un experimento científico, realizado con millones de personas con pocas limitaciones éticas. Después de los intentos de resolver el conflicto palestino-israelí, en base a prueba y error, ensayados durante décadas, todos han fracasado.
Y ahora Israel acaba de vivir el peor momento de su historia.
Pero todavía hay alguna posibilidad de paz si prevalecen consejos más sensatos y otras potencias importantes intervienen en una coalición de países dispuestos a frenar el horror.
Muchos en la derecha israelí veían a Hamás como un mejor socio que la Autoridad Palestina. Esto se debió a que los halcones israelíes querían seguir controlando Cisjordania y temían un acuerdo de paz. Hamás parecía ofrecer a la derecha israelí lo mejor de todos los mundos: aliviar a Israel de la necesidad de gobernar la Franja de Gaza, sin hacer ninguna oferta de paz que pudiera dislocar el control israelí de Cisjordania. El día de horror que acaba de vivir Israel señala el fin del experimento de Netanyahu de coexistencia violenta.

El último clavo al ataúd
Entonces, ¿qué sigue? Nadie lo sabe con certeza, pero algunas voces en Israel se están inclinando por reconquistar la Franja de Gaza o bombardearla hasta convertirla en escombros. El resultado de tal política podría ser la peor crisis humanitaria que la región ha experimentado desde 1948. Especialmente si Hezbollah y las fuerzas palestinas en Cisjordania se unen a la contienda, el número de muertos podría llegar a muchos miles, y millones más serían expulsados de sus hogares. A ambos lados de la valla hay fanáticos religiosos obsesionados con las promesas divinas y la guerra de 1948. Los palestinos sueñan con revertir el resultado de esa guerra. Fanáticos judíos como el ministro de finanzas Bezalel Smotrichhan advertido incluso a los ciudadanos árabes de Israel que “estáis aquí por error porque Ben-Gurion (el primer ministro de Israel) no terminó el trabajo en 1948 y no los echó”. El año 2023 podría permitir a los fanáticos de ambos bandos perseguir sus fantasías religiosas y reescenificar la guerra de 1948 con venganza. Incluso si las cosas no llegan a tales extremos, es probable que el conflicto actual ponga el último clavo en el ataúd del proceso de paz palestino-israelí. Los kibutzim a lo largo de la frontera de Gaza han sido comunas socialistas y algunos de los bastiones más tenaces de la izquierda israelí. Conozco gente de esos kibutzim que, después de años de ataques casi diarios con cohetes desde Gaza, todavía se aferraban a la esperanza de paz, como si se tratara de un culto religioso. Estos kibutzim acaban de ser destruidos, y algunos de los últimos pacifistas son asesinados, enterrando a sus seres queridos o tomados como rehenes en Gaza. Por ejemplo, Vivian Silver, una activista por la paz del Kibbutz Be’eri que durante años ha estado transportando a gazatíes enfermos a hospitales israelíes, está desaparecida y probablemente retenida como rehén en Gaza.

Un rayo de esperanza
Lo que ya pasó no se puede deshacer. Los muertos no pueden resucitar y los traumas personales nunca sanarán por completo. Pero debemos evitar una mayor escalada de odio y sangre. Muchas de las fuerzas de la región están actualmente dirigidas por fanáticos religiosos irresponsables. Por lo tanto, deben intervenir fuerzas externas para reducir la intensidad del conflicto. Cualquiera que desee la paz debe condenar inequívocamente las atrocidades de Hamás. Se debe presionar a Hamás para que libere inmediata e incondicionalmente a todos los rehenes y ayudar a disuadir a Hezbolá e Irán de intervenir. Esto daría a los israelíes un poco de respiro y un pequeño rayo de esperanza.
En segundo lugar, una coalición de países dispuestos –desde Estados Unidos y la Unión Europea, hasta Arabia Saudita y la Autoridad Palestina– debería quitarle a los terroristas de Hamás la responsabilidad de la Franja de Gaza, reconstruir Gaza y simultáneamente desarmar completamente a Hamás y desmilitarizar la Franja de Gaza.
Hay pocas posibilidades de que estos pasos se lleven a cabo. Pero después de los horrores recientes, la mayoría de los israelíes no creen que puedan vivir con menos.

(*) Historiador. Autor de Sapiens y Homo Deus, entre otros.

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