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Concepción del Uruguay
martes, mayo 13, 2025

Yo digo… El silencio llama

Por Nancy Diana Bitenberg (*)

Que difícil a veces, relatar algunas líneas cuando invade una tristeza. Como habrán podido apreciar, esta semana no pude comunicarme con ustedes lectores.
Hoy voy a reflexionar sobre el acompañamiento en el ciclo final de nuestras vidas.
Es un tiempo que no sabemos cuánto dura, pero hay que aprovecharlo lo más posible, nuestro ser querido pronto nos dejará y llenar nuestras almas de él, nos brindará el consuelo necesario para la etapa del duelo posterior.
Hay distintas enfermedades, algunas que producen más postración que otras.
Se ponen a flor de piel muchas emociones, muchas diferencias en el ámbito familiar, pero hay que tratar de mediar y para esto, voy a brindar algún tipo de ayuda aunque sólo soy un ser humano, como todos, y reconozco que no siempre se puede:
1) Reconocer nuestros límites y decirlos abiertamente, buscando ayuda, vamos a lograr que no lleguemos a situaciones estresantes, en cuanto a cuidado e higiene personal y familiar. No sentir que solos podemos, aceptar ayuda de los demás por más que piensen distinto o haya muchas diferencias y hasta peleas. Poner un esquema de horarios diariamente ayuda al compromiso mutuo. Si es muy difícil hablar y concretar este acuerdo, esta columna puede leerla y mostrarla.
2) Abrazar a nuestros seres queridos y decirles todo lo que nos hacen sentir su presencia, tomar de la mano, sentarnos o quedarnos a su lado para acompañarlos sin saber si estamos haciendo lo correcto… Es más que perfecto, seamos libres. Nadie nos puede juzgar, aunque capaz lo hagan, no importa, no respondamos solo miremos al que nos juzga y sigamos adelante.
3) Hablar abiertamente de la muerte es algo que no debe ser negado ni ocultado, pero cada familia es la que decide sobre esta realidad.
4) Dejar brotar nuestras lágrimas en cualquier sitio, y enfrente de nuestro ser doliente es normal, hay que dejar que nos ocurra. Como, verán las situaciones son múltiples y solo hablamos de las estrategias para evitar el cansancio del cuidador que es un síndrome que ocurre y no podemos darnos cuenta que también el que cuida debe ser cuidado.
5) Tratar de no suspender nuestros turnos de controles de salud, y tomarnos un tiempo diariamente sin culpa para distraernos, va a ayudar a que seamos más fuertes para pasar esta situación.
Todo lo anterior es para disponer y espero les sea de mucha utilidad.
Por supuesto, que hay hechos que se llevan trágicamente a nuestros familiares y quizás, pese todo lo antedicho, no podamos ni siquiera pensarlo. Para ambos casos está todo el sistema de salud a disposición.
Me despido, sin olvidar que esta columna se la voy a dedicar a Ana Jusid, quien esta semana que pasó nos dejó en nuestra familia. Y a Susana y Demian quienes estuvieron a su lado.

(*) Médica General y Familiar, Geriatría. MP 9860.. Preguntas y sugerencias para esta sección: (whatsapp) 3442 45-4077

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