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jueves, septiembre 26, 2024

Yo digo… Derribando mitos musculares (Parte II)

Andrés Huberman

El músculo esquelético humano está formado por células cilíndricas especializadas llamadas fibras musculares que tienen muchos núcleos, denominados mionúcleos. Como uno de los tejidos más adaptables del cuerpo humano, el músculo esquelético puede cambiar rápidamente en respuesta al ejercicio o la inactividad.
Las posibles adaptaciones celulares incluyen un aumento o disminución de tamaño (conocido como hipertrofia y atrofia), la adición de más mionúcleos junto con la hipertrofia y la creación de mitocondrias adicionales, lo que mejora la resistencia muscular. Estas adaptaciones inducidas por el ejercicio generalmente se aceptan en humanos y otros mamíferos, pero persisten conceptos erróneos con respecto a las explicaciones biológicas y la prevalencia de estos procesos.
Este artículo comparte información sobre tres mitos generalizados sobre cómo responde el músculo a diferentes estímulos y cuestiona cuánto duran algunas de esas adaptaciones si se produce el cese del ejercicio. Por ejemplo:
1. La masa muscular sólo se puede ganar levantando pesos pesados.
2. Dejar de hacer ejercicio durante un tiempo prolongado significa comenzar desde cero.
Estas dos creencias populares han sido desmentidas por la ciencia.
Veamos el tercero.

Mito N°3
El “tipo”’ de fibra muscular está predeterminado genéticamente y no puede cambiar con el entrenamiento físico.
Las fibras musculares vienen en diferentes “tipos” categorizados por su velocidad de contracción (lenta↔rápida) y metabolismo (oxidativa↔glucolítica).
La contracción muscular ocurre cuando la miosina, una proteína motora grande, “agarra” una proteína actina más pequeña y la jala, provocando así el acortamiento del músculo.
Existe una amplia variedad de tipos de fibras en los seres humanos en función de la fibra pesada de miosina.
Los tipos de fibra rápida generalmente se contraen con más velocidad, pero se fatigan rápidamente, siendo cierto lo contrario para los tipos más lentos.
De hecho, las fibras de contracción rápida producen de cinco a seis veces más potencia que las de contracción lenta. Y ciertas fibras rápidas (denominadas MyHC IIx) producen alrededor de 20 veces más potencia que otras fibras de también de contracción rápida (MyHC I).
En los seres humanos, los músculos esqueléticos (p. ej., los músculos cuádriceps de los muslos) pueden estar compuestos por 40% de fibras musculares de «contracción lenta», 40% de «contracción rápida» y 20% de fibras musculares «híbridas» (lentas/rápidas).
Los libros de texto aún transmiten que la distribución del tipo de fibra, la proporción de contracción lenta (orientada a la resistencia) versus contracción rápida (productora de potencia), está predeterminada genéticamente y no puede cambiar apreciablemente con el entrenamiento físico.
Se creía que existía una incapacidad de «cambiar» los tipos de fibras en el músculo, lo que supuestamente significaba que el rendimiento atlético está predeterminado en gran medida desde el nacimiento.
En 2006, se informó que 16 semanas de entrenamiento de carrera de maratón en humanos jóvenes sanos podrían aumentar la proporción del tipo de fibra de contracción lenta en un 10% aprox. Estos hallazgos insinuaron que la proporción del tipo de fibra puede cambiar según el tipo de ejercicio que se realice. Junto con muchos otros hallazgos que lo corroboran, ahora se acepta que el tipo de fibra puede cambiar según la modalidad de entrenamiento.
Un estudio de caso reciente ilustró aún más la magnitud en la que el tipo de fibra puede cambiar con el entrenamiento. Gemelos genéticamente idénticos con estilos de vida divergentes fueron reclutados para tomarles biopsias del músculo del muslo. Un gemelo fue inactivo y sedentario durante toda su vida, mientras que el otro era un triatleta de sub-élite que se dedicó a un entrenamiento de resistencia intenso durante la mayor parte de su vida (ambos tenían 52 años en el momento del estudio). El gemelo inactivo tenía 40% menos de fibras musculares de contracción lenta en el muslo, mientras que el triatleta tenía 90% más de fibras de contracción lenta.

Conclusiones
El músculo esquelético es un tejido fascinante con la capacidad de adaptarse profundamente al entrenamiento físico. La investigación en la última década nos ha enseñado que el músculo puede crecer sustancialmente con el levantamiento de pesas de baja carga.
Además, el músculo puede tener una “memoria muscular” epigenética del entrenamiento previo que podría facilitar la adaptabilidad futura de las fibras musculares. Los tipos de fibras de contracción rápida y las de contracción lenta pueden transformarse en un grado significativo con el entrenamiento físico.
Los investigadores y médicos de los músculos enfrentan muchos desafíos por delante, pero comprender los mecanismos de cómo los músculos sanos se adaptan al ejercicio puede informar las terapias para mejorar la salud muscular durante el envejecimiento, el desuso y la enfermedad.

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