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viernes, abril 25, 2025

Yo digo… Breve historia del neoliberalismo

Por Carlos Heller

El 10 de julio de 1980, el entonces ministro de Economía de la dictadura cívico–militar, José Alfredo Martínez de Hoz, anunció una nueva etapa del plan económico implementado desde abril de 1976. Allí sostuvo: “el gobierno de las Fuerzas Armadas no sólo ha extirpado la subversión terrorista sino que ha oxigenado moralmente nuestra vida económica”. Además, resumió en 12 puntos los ejes de su gestión. La mayoría de ellos contenía la palabra libertad.
“La libertad de precios, la eliminación de los controles de precios; la libertad de las transacciones cambiarias con la eliminación de los controles de cambio; la libertad del comercio exterior con la eliminación de los monopolios a la exportación, por ejemplo, de granos y de carne. La libertad de exportación a través de la eliminación de las prohibiciones y de los impuestos. La libertad de importar, con la eliminación de las prohibiciones, cuotas, licencias, y en la aplicación de un programa arancelario de reducción gradual sobre un período de cinco años. La libertad de las tasas de interés y la aplicación de la reforma financiera que abre el sector a la competencia interna y externa”.
Seguía también con “la liberación de los alquileres y la eliminación del control que afectaba la posibilidad de la colaboración de la construcción privada para contribuir a eliminar la escasez de viviendas producidas por esa misma causa. La eliminación de las tarifas políticas de los servicios públicos. La eliminación de los subsidios y las protecciones excesivas para ciertos sectores privilegiados. Y la libertad para las inversiones extranjeras bajo reglas justas y sanas, tanto para el interés nacional, como para los inversores”.

Mis principios y tu salario
En una entrevista realizada en 1995 por Felipe Pigna, Martínez de Hoz declaraba que “el programa económico anunciado el 2 de abril de 1976 estaba basado en tres pilares fundamentales: uno era la reforma del Estado. Había que reducir el Estado para que cumpliera “las funciones específicas, como administrar la justicia, el orden y la seguridad, las relaciones exteriores”. Se refería al “principio de la subsidiariedad”, según el cual el Estado no debe hacer lo que está en condiciones de hacer el sector privado.
Martínez de Hoz agregaba que “el segundo pilar del programa, la liberalización, modernización, apertura de la economía cerrada, se basaba en el principio de la autarquía”. Planteaba que no podíamos “creernos” que conseguiríamos desarrollarnos con independencia del resto del mundo y con las actividades económicas, sobre todo las industriales, con un sobre proteccionismo, “un exceso de subsidios y una falta de libre competencia, que ahogaba la iniciativa privada”. El tercer principio era el “Programa de estabilidad”. O sea, “terminar con la inflación o conseguir reducirla lo más posible”
Respecto a los salarios, decía: “Debe, pues, suspenderse toda actividad de negociación salarial entre los sindicatos y los empresarios, así como todo proceso de reajuste automático de salarios de acuerdo con índices preestablecidos. Será el Estado el que establecerá periódicamente el aumento que deberán tener los salarios”.

Privatizar a como dé lugar
Este programa neoliberal se retomaría en los 90 con Carlos Menem y Domingo Cavallo.
Como se recordará, ese gobierno llevó adelante la privatización de una gran cantidad de empresas públicas. Una vez que se acabaron los recursos que ingresaron por esas ventas, endeudaron en dólares aún más al país. En ese tiempo se implementó la Convertibilidad, que no es muy distinta a la dolarización total de la economía que hoy vuelve a ser propuesta como alternativa. La última gestión neoliberal fue la de Mauricio Macri, la del Estado “canchero” similar al Estado subsidiario de Martínez de Hoz, que terminó con endeudamiento externo sideral, la pérdida del 20% en el poder de compra de los salarios, el cierre de una 25.000 PyMEs, y una situación social desesperante. Martínez de Hoz diría años después que hubo dos ejemplos exitosos del modelo que él pregonaba: “Thatcher en Inglaterra y Menem en la Argentina”.
El paralelismo entre las visiones que guiaron las políticas de Martínez de Hoz y Menem con las de Macri es realmente escalofriante, si tenemos en cuenta el brutal fracaso que protagonizaron cuando fueron aplicadas, sobre todo para las aspiraciones de construir un país desarrollado, independiente y socialmente viable”.
Es una historia sobre la cual es imprescindible reflexionar. Los 40 años ininterrumpidos de democracia se iniciaron tras dejar atrás la más cruenta dictadura cívico-militar y su proyecto neoliberal. Luego, le continuaron otras experiencias políticas que nuevamente llevaron a la práctica un ideario muy similar.

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