“Violencia y femicidios son una cuestión estructural”

La ciudad recordó el 3J con una feria, acto y marcha en el centro.

Así lo expresó a LA CALLE, Mariela Satto, secretaria de Educación de Agmer Uruguay.

Concepción del Uruguay se sumó ayer a la conmemoración nacional por el 8º aniversario de la primera edición de Ni Una Menos, en rechazo a la violencia de género y los femicidios y en demanda de políticas públicas de prevención para su erradicación y la aplicación efectiva de la educación sexual integral (ESI). Lo hizo por medio de una jornada, impulsada por organizaciones feministas, sociales y gremiales, con el acompañamiento de emprendedores y números artísticos para dar paso luego a la lectura de los documentos y a la tradicional marcha por las calles del centro
En torno al 3J, como se conoce a la fecha, la secretaria de Educación de la Seccional Uruguay de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), Mariela Satto, expresó a LA CALLE que “nos encontramos tratando de mantener vivas las consignas del Ni Una Menos para decir basta a la violencia de género y a los femicidios. Para trabajar la temática trajimos otro lema como es el visibilizar la violencia obstétrica. Las mujeres y las disidencias sufrimos diferentes tipos de violencia, no sólo los femicidios, que es la más extrema, sino que, también, hay otras, que, a veces, terminan en ese camino. Las más naturalizadas, pero menos visibilizadas, tienen que ver con situaciones de maltrato, hostigamiento y vulneración de derechos, padecidos por las gestantes antes, durante y después del parto. En este sentido, aportamos algunos testimonios de gente que se ha animado a contar su experiencia dolorosa”.
En referencia a qué situación se presenta hoy en la Argentina, la entrevistada manifestó que “después de 8 años del primer Ni Una Menos, sus banderas y consignas aún siguen vigentes. Si bien hay hoy mucha más información sobre el tema, la violencia de género y los femicidios son una cuestión estructural: no tienen que ver con una clase social, sino que atraviesan a toda la sociedad, por lo que es importante visibilizar, cuestionar y trabajar para que, quizás en un futuro, al lograr cambiar algunas estructuras básicas de organización de la sociedad, podamos encontrarnos con un ambiente libre de violencia”.
En lo que hace a la Feria, Satto consignó que “desde hace, por lo menos, 2 años que, desde Agmer, se convoca para las fechas del 8M, 3J o 23N a emprendedoras (algunas de ellas docentes y otras jubiladas) como a personas que no están relacionadas con la educación. Con ello buscamos generar un espacio para que puedan mostrar sus creaciones y, a su vez, venderlas. También nos acompañan artistas. En este caso, contamos con la presencia de los chicos de Tamboriguay, que, en su música, recuperan las raíces afrolitoraleñas de Entre Ríos, la cuerda de candombe Uvae y el grupo de teatro de Mariela Salas”.

Alcance del primer grito y demandas vigentes
El Plenario de Trabajadoras expresó que “en 2015, el movimiento de mujeres estalló, por primera vez en mucho tiempo, ante la ola de femicidios que se había llevado la vida de Kiara, en Santa Fe, y que antes de aquel 3 de junio tuvo otro epicentro con el femicidio de Katherine Mocoso en Monte Hermoso.
Desde entonces se formularon muchos reclamos a los que los gobiernos dieron la espalda. Fue la acción de este movimiento lo que permitió que se pusiera de relieve la enorme discriminación y opresión que se promueve contra las mujeres”.
La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y el Movimiento Rojo expusieron su pliego reivindicativo y por nuevas políticas públicas destinadas a brindar respuestas integrales a las personas afectadas por la violencia patriarcal.
“Necesitamos patrocinios jurídicos gratuitos con enfoque de género y derechos humanos, un programa Acompañar ágil y fortalecido en el tiempo y recursos económicos, una reforma judicial feminista, destinada a derribar la maraña que garantiza la impunidad de múltiples situaciones de violencia”.