VIAJERO ETERNO. El legado literario de un héroe colectivo

CREATOR: gd-jpeg v1.0 (using IJG JPEG v62), quality = 82

El 27 de abril de 1977 es secuestrado Héctor Germán Oesterheld, el creador de El Eternauta, nacido el 23 de julio de 1919. El autor que cambió para siempre la historieta argentina.

Por Gerardo Pipo Iglesias

Oesterheld. El hombre de apellido raro mostraría al mundo una tremenda historieta, en capítulos semanales, bajo el nombre de El Eternauta, la historia que reformuló la manera de escribir y dibujar las historietas en el país y en el mundo. Figura señera de este arte. Más allá de los innumerables personajes que creó Oesterheld a través de su vida, es Juan Salvo, protagonista principal dela tira, el eterno caminante del tiempo que busca su familia luego de la invasión de los ellos, el que deja la gran enseñanza a todos. Porque Juan fue el héroe colectivo, el que deja la impresionante frase, premonitoria de los tiempos que vendrían para nuestro país.

El Eternauta vio la luz en 1957 para llevar el mensaje claro a las generaciones que serían protagonistas de la vida política en el país desde la década del 60 en adelante y que, acaso, pocos entendieron: El único héroe es el héroe colectivo. Aquel busca la liberación de sus compañeros, de sus conciudadanos. No el solitario, el del arresto individual. El héroe válido es el que se construye socialmente, que trabaja con sus pares, mano a mano, codo a codo. El relato de El Eternauta anticipa la feroz dictadura que padeció el país, la adelanta 20 años, la preanuncia, la advierte, desde las páginas quincenales creadas por Osterheld y magistralmente dibujadas por Solano López. Después vendría la segunda versión dibujada por el inigualable Alberto Breccia y una segunda parte, trunca, otra vez con la pluma de López.

“¿Qué hacer? ¿Qué hacer para evitar tanto horror?” se pregunta Juan Salvo desde una de las viñetas, viendo el futuro que se cernía con la llega de los Ellos, con la llegada de la dictadura, con la nieve mortal que caía sobre Buenos Aires. El horror comenzó a esparcirse por todas las calles del país, desapareciendo a personas todos los días. Y el horror también le llegó a Osterheld con una saña pocas veces viste en los 30 mil casos en la Argentina.

“De nuestra información surge que esta tecnología del infierno fue llevada a cabo por sádicos pero regimentados ejecutores”; dice el prólogo del Nunca Más. Parece copiado de un capítulo del Eternauta pero escrito después, no como la historieta, que lo plasmó mucho tiempo antes.

Osterheld tenía cuatro hijas. Cuatro hermosas hijas que fueron secuestradas, torturadas y que aún hoy, tres de ellas permanecen desaparecidas. Solo el cuerpo de Beatriz fue entregado a su madre. Además, tres de ellas se cree que dieron a luz en campos de concentración donde estaban detenidas.

Osterheld se cree que fue secuestrado en 1977 y paso por los centros clandestinos de Campo de Mayo, El Vesubio y Sheraton, para ser asesinado, de acuerdo a investigaciones, a principios de 1978. Las bestias que lo mataron, como una forma más de tortura, les mostraban las fotos de sus hijas asesinadas. Sádicos, perversos, hasta lo obligaron a dibujar la historia de San Martín estando en prisión.

La historieta no es un género menor, nunca lo fue. Más aún, a partir de la vida de Oesterheld. El sigue vivo, caminando junto a Juan, sin ser vencidos, porque la nieve mortal se va apagando con cada juicio a los genocidas.