Las extracciones en cajeros automáticos continúan en caída libre mientras avanzan los pagos digitales. Billetes de mayor denominación, deudas y privatización de la Casa de la Moneda.
De imprimir billetes a contrarreloj en tres continentes, Argentina pasó en menos de dos años a ver las necesidades de efectivo reducidas a mínimos recientes. En diciembre, la cantidad de billetes en circulación retrocedió al nivel más bajo en cuatro años y medio, de la mano de la menor cantidad de retiros en cajeros automáticos desde que hay registros. Pero para los bancos, estas menores necesidades de efectivo no se tradujeron todavía en un alivio significativo para sus todavía abarrotadas bóvedas.
Datos del Banco Central (BCRA) muestran que la cantidad de billetes en circulación cayeron a mediados de este mes a 6.752,5 millones de unidades. Son niveles que no se observaban desde mediados de 2021 y un 43% menos respecto del récord de 11.859,2 millones que alcanzaron en julio de 2024.
Dos factores explican esa caída: en primer lugar -y mayor medida-, la irrupción y avance de los pagos digitales que continúan desplazando al efectivo como medio de pago preferido, en especial entre las nuevas generaciones; y en segundo, la decisión de emitir billetes de 10.000 y 20.000 pesos para reemplazar a los de denominaciones bajas.
Las menores necesidades de efectivo en el país pueden observarse mes a mes en los informes de pagos minoristas que publica el BCRA. Allí, la autoridad monetaria muestra que mientras las extracciones en cajeros automáticos continúan en caída libre, las transferencias inmediatas “push” -aquellas en las que el comprador “empuja” los fondos desde su cuenta hacia la cuenta del destinatario- y los pagos con transferencia interoperables no detienen su ascenso.
En septiembre, el Central registró 48,4 millones de extracciones de cajeros automáticos en todo el país. Menos de la mitad de los picos superiores a 118 millones de extracciones que se registraron en los diciembres de 2019 y 2021.
Las menores necesidades de dinero en efectivo también pueden observarse en la decisión del Gobierno de avanzar con la privatización de Casa de la Moneda una vez que se venza la semana entrante la última prórroga de la intervención definida el 28 de agosto pasado por 120 días.
El Gobierno debe más de 300 millones de dólares por tintas, billetes y otros insumos importados. El club de acreedores, detalló, está compuesto por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de España, su par de Brasil, la fabricante mundial de impresoras de billetes suizo alemana KBA, la productora de tintas alemana GSI, la estadounidense Crane, la francesa Oberthur, la imprenta estatal china China Banknote Printing and Minting Corporation, y la argentina Permaquim.
Cuando el Gobierno informó que Casa de la Moneda frenaría la producción de billetes argumentó que imprimirlos en el exterior resultaba más económico. Sin embargo, el Banco Central no ha llamado durante todo este año a licitaciones para importarlos, señal de que ve las necesidades cubiertas para al menos el primer semestre de 2026.
Recesión y alta informalidad
En abril de este año el BCRA accedió a un pedido de los bancos y empezó a recibir billetes de $1.000 que las entidades tenían en custodia y rebasaban sus capacidades de almacenamiento. De esta manera comenzó a aliviarse la situación para las entidades financieras que –en algunos casos– se habían visto obligadas a construir nuevas bóvedas para contener toneladas de billetes. Además, de tener que recargar sus cajeros hasta tres veces por día, producto de la superabundancia de pesos.
Actualmente más del 70% de las operaciones se realizan por banca automática y si se analiza solo el canal de ventanilla, la demanda ha caído a niveles históricamente bajos. De hecho, prácticamente, solo quedan las extracciones de alto monto en ventanilla, mientras que el resto se deriva a la banca automática.
Sin embargo, los datos de ventanilla no reflejan la realidad completa: producto de la alta informalidad, es habitual observar personas retirando mochilas o bolsos repletos de billetes de cajas de bancos para realizar pagos en efectivo, o incluso locales comerciales que ofrecen descuentos por pagar con billetes.










