El ex gobernador Sergio Urribarri prestó declaración ante el Tribunal que juzga cinco demandas en las que se lo acusa de negociación incompatible con la función pública y peculado. Aseguró que la causa fue un armado que respondió a un mecanismo de persecución y estigmatización.
La exposición de Urribarri se extendió durante dos horas que se dividieron en tres tramos. En el primero dio un embate sobre lo que entendió las razones políticas de sometimiento a juicio, en el segundo hizo un racconto de la obra que desarrolló durante sus dos mandatos al frente del Ejecutivo y en el tercer repasó las cinco acusaciones, defendiendo su accionar y el de su gobierno en cada una.
“Ninguno de los actos que desde seis años se vienen desmenuzando y ventilando, se realizó violando ninguna ley. Pero sí se hicieron haciendo uso del poder conferido por el voto popular, para tomar decisiones, dar la cara y decir con claridad de qué lado estamos. Esto en Argentina y en cualquier lugar del mundo se llama gobernar. Quizá sea eso lo que tanto molestó”, sostuvo el ex mandatario al comenzar su exposición ante el Tribunal de Juicio que integran José María Chemez; Elvio Garzón y Mónica Castagno.
Tridente
En su alegato político, Urribarri apuntó directamente contra “sectores de la política, de la Justicia y de medios de comunicación”. Luego, precisó que Entre Ríos no fue ajena a la mesa judicial del macrismo que se investiga en el ámbito judicial. “Yo fui blanco de esa operatoria”, denunció.
“Siempre estuve y estaré a disposición de la Justicia”, sentenció el ex mandatario. “Siempre estuve a derecho. Confió plenamente en que este Tribunal asegure imparcialidad, objetividad y las garantías que hasta el inicio de este juicio no hemos tenido”, disparó, dando golpes sobre la mesa.
Al respecto, reseñó que las causas se iniciaron a través de presentaciones de denunciantes que son “conocidos dirigentes políticos de espacios opositores que motorizaron presentaciones a partir de presentaciones realizadas por un periodista obsesionado conmigo y devenido también, desde hace algunos años, en jugador político con claros intereses”.
Asimismo detalló que estaba sentado en el banquillo de los acusados por unos carteles en la ruta que “terminaron como casillas, por una solicitada y por un parador playero. Y hablan de megajuicio. Como una forma sutil que busca instalar una condena social”, razonó.
Más adelante, puso nombre propio a estas acusaciones. La pata política de ese armado “es el señor Rogelio Frigerio, el señor del espionaje ilegal y del teléfono encriptado que operó y opera agazapado desde el tiempo en que era ministro. Su plan A es seguir haciendo política en Capital Federal, donde tiene domicilio. Su plan B es la provincia. Para un forastero como él, la única forma de generar condiciones favorables para competir era sacando del juego a referentes políticos de la provincia. Y no solo del peronismo. Yo era, soy y seré uno de los principales obstáculos”, aseguró.
“Es un secreto a voces en la provincia la vinculación de Frigerio con un sector del Poder Judicial a través de colaboradores e intermediarios. Y su connivencia con algún fuego amigo. Él y sus amigos apuntaron al disciplinamiento de las fuerzas políticas asestando golpes contra determinados dirigentes”, acotó.
Luego comentó haber sido víctima de operaciones de espionaje ejecutadas a través del área de Migraciones que dependía del Ministerio del Interior que conducía Frigerio durante el gobierno de Mauricio Macri. También ligó al actual diputado nacional a la causa de la “Gestapo” armada en el gobierno de María Eugenia Vidal en provincia de Buenos Aires.
Los últimos años
“Han sido años muy duros, de mentiras sobre mí, mi familia, mi gestión y quienes formaron parte de mi gobierno. Han publicado fotos de mis nietos de un año y medio. No han tenido límites. Han actuado con perversidad, ensañamiento”, describió.
“Yo me quedo con el cariño de las personas que me han hecho llegar sus muestras de afecto – contrastó – Esos mensajes demuestran que con aciertos y errores le mejoramos la vida a los entrerrianos y entrerrianas. En cada lugar de la provincia hay una obra realizada durante mi gestión”.
Luego de dedicar varios minutos al repaso de las acciones encaradas en sus dos mandatos, retomó el hilo de las consideraciones sobre el entramado político de las causas.
“Había que disciplinar. Más de una vez se escuchó «A Urribarri lo paramos con la Justicia». Tuve aspiraciones políticas – reconoció – Pero siempre con sentido federal y colectivo. Nunca personalista”.
“Hay sectores que no toleraron que habiendo nacido en Arroyo Barú, sin linaje, siendo hijo de un ferroviario y de una maestra rural y no siendo abogado, haya sido intendente, presidente de la cámara de diputados y dos veces gobernador”, argumentó.
Pero “jamás van a lograr que me arrepienta de lo que hice. En el camino habré cometido errores, como todos. Pero estamos aquí no por errores, sino por lo que hicimos”, sentenció.