Por: Matías Dalmazzo
El permanente avance de la pandemia de Coronavirus nos obliga a seguir indagando al respecto y así intentar encontrar más información en diferentes profesionales que han empleado su tiempo en la investigación de la enfermedad, ya sea en el ámbito de salud o académico. Con la intención de dar cuenta de la actual evolución y propagación del virus de forma estadística, la redacción de La Calle contactó y dialogó extensamente con Soledad Retamar, Ingeniera en Sistemas de Información e investigadora perteneciente a la Regional Concepción del Uruguay de la Universidad Tecnológica Nacional.
Soledad, junto a un grupo de profesionales y estudiantes de la UTN, encararon un trabajo estadístico en base a una gran cantidad de datos oficiales que fueron recolectando y procesando, para intentar dar cuenta de la evolución del virus y que cualquier persona pueda comprender las curvas evolutivas, las cuales pueden aportar conocimiento para afrontar este período histórico que nos toca vivir.
-En qué consiste el trabajo estadístico que están llevando adelante desde la UTN en relación a la marcha de la pandemia?
-El grupo de investigación en “Base de Datos” que pertenece a la Regional Concepción del Uruguay de la UTN, está dirigido por la ingeniera Anabella De Battista. Cuando el año pasado vimos que la pandemia empezaba a avanzar en Argentina, junto con la directora, se nos ocurrió que era bueno (como universidad pública sobre todo) poder hacer nuestro aporte desde el área de conocimiento que teníamos, que era más que nada de procesamiento de datos y visualización.
Así comenzamos, junto a dos becarios, Franco Miret y Rodrigo Mignola, a relevar diariamente los reportes del Ministerio de Salud de Nación, datos de la Organización Mundial de la Salud e información de las distintas provincias. Este trabajo lo hicimos para crear un sitio que permitiera, a través de gráficos, tablas, mapas y algunos otros datos más, hacer una especie de seguimiento de la evolución de la pandemia con un punto de vista geográfico.
Todo esto lo hicimos para poder visualizar por intermedio de los mapas la incidencia que tenía el virus, pero con la intención que pueda ser entendible o interpretable por alguien que tal vez no esté tan involucrado con lo que son las curvas o los gráficos estadísticos.
Aún hoy estamos actualizando diariamente esa información, con los reportes provincial y nacional. A esto le sumamos los datos abiertos publicados por el Ministerio de Salud de Nación, que nos permiten un mayor nivel de desagregación.
-En base a estos datos ¿Cómo está hoy la ciudad con respecto a grandes urbes del país?
-Concepción del Uruguay no escapa a lo que está ocurriendo en el resto del país, ya que nos encontramos atravesando el peor momento desde el inicio de la pandemia.
Como para tener un punto de comparación, en 2020 experimentamos un punto de crecimiento bastante importante sobre fin de año, pero que alcanzó un máximo de 44 casos diarios en promedio (siempre tomamos siete días; para evitar las fluctuaciones que tenemos los fines de semana o feriados, cuando no se carga tanta información) En la actualidad, tenemos 64 casos diarios.
Estamos con un número demasiado elevado. Si uno se quisiera comparar con otras localidades, provincias o jurisdicciones, el indicador que se utiliza es la incidencia cada cien mil habitantes; es decir los casos, considerando la población que tiene la localidad. Con este valor de 64 casos diarios, tenemos una incidencia de 78 casos cada cien mil habitantes, cuando en la ciudad de Buenos Aires cuentan con una incidencia diaria de 73 y en la provincia de Buenos Aires suman 65 por jornada. Es decir, estaríamos en cifras similares a las que se reportan diariamente en la zona del AMBA.
Así mismo, el Ministerio de Salud de la Nación estableció dos indicadores: La incidencia de las últimas dos semanas y Una razón de crecimiento. Para el segundo, se tiene en cuenta la cantidad de casos reportados en las dos últimas semanas y la divide por cantidad de casos reportados las dos semanas anteriores. Este indicador permite conocer a qué ritmo están creciendo o decreciendo la cantidad de casos reportados. El indicador de crecimiento es muy dinámico, pero en la actualidad, en la ciudad, tenemos un incremento de 1,23 casos. Esto quiero decir que en las últimas dos semanas, se reportaron un 23 por ciento más de casos que en las dos semanas anteriores.
Por otro lado, el indicador de la incidencia de las últimas dos semanas nos da 857 casos cada cien mil habitantes, con similares valores a la provincia de Buenos Aires que tiene actualmente 886 casos cada cien mil habitantes en los últimos 14 días.
-¿Qué se observa en otras provincias?
-En Formosa están en un crecimiento muy grande y además con una incidencia altísima. En términos generales, la mayoría de las provincias están con el indicador de incidencia muy por encima de lo que se denomina como de alto riesgo.
El Ministerio de Salud de Nación estableció que el Alto Riesgo es cuando la cantidad de casos en las últimas dos semanas, comparándolas con la población, exceden los 250. Es decir, en la ciudad (con 857 casos) estamos tres veces por encima de lo que se denomina de Alto Riesgo.
Durante 2020, en la mayoría de las localidades, sobre todo en el primer semestre, no había gran presencia del virus y la pandemia estaba muy focalizada en el AMBA. Luego de que el virus se diseminó al resto del país, nunca más se logró contener la circulación y tampoco reducirla. Entonces comenzamos una segunda ola, ya con circulación comunitaria y eso complejiza toda la situación como para poder contener los contagios.
-¿Se te ocurre alguna forma de graficar la cantidad de vidas diarias que se lleva esta pandemia?
-Actualmente a nivel nacional tenemos un promedio diario de 535 fallecidos, con casi 80.000 en todo el transcurso de la pandemia. Con estos datos, uno piensa que diariamente, teniendo en cuenta la capacidad que tienen algunos aviones comerciales, tenemos mínimo dos aviones estrellados por día.
Si lo pensábamos al principio, cada muerto era un dolor y por ahí uno lo reconocía de otra forma; pero cuando empieza a elevarse este número pasa a ser una estadística. De todos modos, los números de mortalidad en sí los vamos a conocer al final de la pandemia; teniendo en cuenta que aún falta bastante por transitar y considerando que puede haber algún subregistro, como ya se ha visto en otros países, de lo que es el exceso de mortalidad.
Independientemente de cualquier número; una persona que se pierde, cualquiera sea la edad, es una vida. Hay que dejar de naturalizar las cifras alarmantes de 500 fallecidos por jornada y comenzar a pensar en 500 familias que a diario padecen la incidencia de este virus.
-¿Es muy prematuro hacer un análisis sobre el último aislamiento que finalizó el domingo pasado?
-Es bastante complejo poder ver el impacto que tiene la medida en el corto plazo, debido a que al principio en epidemiología se utilizan las curvas considerando siempre la fecha de inicio de síntomas. El caso que se reporta diariamente, no implica un contagio del día, pudo haber sido una persona que contrajo la enfermedad siete o diez días antes. Desde que la persona evidencia síntomas, hace la consulta de salud, se lo testea, obtienen el resultado y se carga, puede pasar una semana. Entonces, los casos que estamos viendo hoy en los reportes, no son diarios. Recién ahora estamos comenzando a ver, que por fecha de inicio de síntomas, se empieza a visualizar un leve descenso en los casos. Tal vez es prematuro sacar conclusiones de las últimas restricciones, pero sin dudas cualquier restricción a la interacción física de las personas reduce los contagios. No nos olvidemos que el covid se transmite de persona a persona, a través del aire o gotas de saliva por ejemplo, no hablando por teléfono. Una persona que está contagiada y sin síntomas, suele continuar con su actividad normal y así propaga el virus sin saberlo.
Las cuarentenas que se hicieron en todo el mundo han sido justamente para evitar los contactos interpersonales, a sabiendas que no hay una cura inmediata. La forma más efectiva que se ha encontrado para frenar la cantidad de contagios, fueron los aislamientos, cuarentenas o lockdown.
-¿Se puede hacer un análisis estadístico del comportamiento del virus en invierno y verano?
-Tal vez nos relajamos un poco durante el verano, debido a que veníamos de un año bastante estresante en cuando a la pandemia, por atravesar situaciones que nadie había vivido.
El verano genera actividades al aire libre, lo que disminuye un poco el riesgo de contagio; por eso se asocia tanto a las estaciones invernales con un crecimiento del virus. Además de las enfermedades respiratorias durante los períodos de menor temperatura, es más complicado mantener ventilados los espacios cerrados. Cuando uno no tiene ambientes bien aireados; con ventilación continua, cruzada y constante, genera que en el aire vayan quedando aerosoles. Si una persona está contagiada, el ambiente queda contaminado, por decirlo de alguna manera simple.
A pesar del verano, a fines de 2020, cuando se comenzaron a habilitar reuniones sociales al aire libre con cien personas y algunas actividades más, comenzó a crecer rápidamente la curva.
A fines del año pasado tuvimos lo que algunos llamaron la segunda ola, pero personalmente interpreto que fue un rebrote de la primera que no había terminado de descender. Independientemente de eso, fue un comportamiento social de poder realizar actividades habilitadas y tal vez que todavía no habíamos incorporado los hábitos de cuidado que debíamos tener. Esto llevó a que crezca rápidamente la curva, que luego se pudo contener un poco, hasta que comenzamos a fines de marzo con un crecimiento abrupto del que todavía no hemos podido descender.
-Con el avance de la vacunación a personas mayores y factores de riesgo ¿Se evidenciaron cambios de información sustanciales?
-Se comenzó a visualizar un descenso en la letalidad del virus, es decir los fallecidos sobre los confirmados en los adultos mayores a 70 años sobre todo. Además hicimos una comparación de cuál era la proporción que había durante 2020 y veíamos que, por cada fallecido de entre 30 y 49 años morían aproximadamente seis personas de entre 50 y 69 años, más 12 personas de 70 o más. Esa relación se invirtió bastante durante 2021.
Si a la cantidad de casos actuales las hubiéramos proyectado con lo que sucedía en 2020, hubiéramos tenido más de 6.000 muertos de los que tenemos hoy a nivel nacional. El efecto de la vacuna comienza a verse.
En marzo de 2021, los mayores de 70 años eran los que ocupaban el 50 por ciento de las terapias intensivas, mientras que hoy sólo representan el 20 por ciento. De todos modos es necesario remarcar, que si hay un crecimiento de casos, lamentablemente implica a la semana o veinte días un incremento de fallecidos también. La proporción de los fallecidos está muy relacionada a la cantidad de casos, por eso se intenta mucho evitar el crecimiento de contagios.
-¿Cuáles son los indicadores más preocupantes?
-Los datos nacionales a los que más énfasis se le ha puesto son a la ocupación de terapias intensivas y la capacidad de los sistemas de salud de dar respuestas. Esto excede a los casos de la pandemia, porque cuando uno tiene un sistema de salud muy estresado o saturado, no puede dar respuestas a ningún tipo de patologías. Si ocurre un accidente de tránsito y no hay lugar para atender al herido, lamentablemente tiene pocas probabilidades de sobrevivir. Lo mismo con un montón de otras enfermedades. Lo hemos visto el año pasado cuando se postergaron muchos controles y algunas operaciones que no eran de urgencia, lo que implica claramente un empeoramiento en la salud general de la población.
Tenemos que considerar el tema de la incidencia, ya que hasta no poder bajarla, va a implicar que el virus sigue circulando y tenemos mayor riesgo de contagiarnos en cualquier lugar. Son datos claves que debemos seguir evaluando continuamente, para ver cómo evoluciona la enfermedad y qué posibilidades hay de dar respuestas.
-¿Entre Ríos está complicada por su ubicación geográfica?
Si tenemos en cuenta la cercanía con el AMBA (epicentro de la pandemia durante gran parte del tiempo) y el constante tránsito de transporte que viene desde Brasil por la autovía, teníamos un riesgo a considerar, sabiendo que las fronteras no son impermeables. Podemos decir que estábamos en una situación de desventaja. Ahora observamos que en el resto del país están en situaciones similares, por lo tanto ya excede a lo geográfico y debemos reconsiderar esta mirada tan centralizada en Capital Federal.
Si bien fue un hecho a considerar desde el principio el vínculo que tenemos con el AMBA; desde lo comercial, económico, laboral y demás, hoy excede a lo geográfico debido a que el virus está en todas partes. Estamos viendo provincias como Formosa o Catamarca, que durante todo 2020 contuvieron muchísimo la pandemia y que durante 2021 están con unos estadillos enormes y muchos fallecidos. En este momento, la ubicación geográfica nuestra es casi intrascendente. Así como se interpretó que la cercanía con el AMBA era una desventaja, hoy podemos decir que tenemos la ventaja de estar cerca y así acceder más fácilmente a internaciones de alta complejidad. Muchos tratamientos se van a realizar a la ciudad de Buenos Aires, por su capacidad en el sistema de salud.
Lo más peligroso fue no haber cerrado a tiempo las fronteras con Brasil, antes de que empiecen a circular las variantes que ya observamos el daño que han hecho en Manaos por ejemplo. Por otro lado y pese a estar lejos las fronteras, también evidenciamos variantes de Reino Unido, otra cepa con alto poder de contagio.
-¿Algo para destacar que no te preguntamos?
-Me gustaría remarcar que gracias al trabajo de equipo que tuvimos, nos permitió contactarnos con personas que estaban analizando lo mismo: la pandemia a nivel nacional, pero desde distintos ámbitos de conocimiento y disciplinas. El intercambio con físicos, sociólogos, infectólogos, periodistas científicos y trabajadores de sanatorios privados o públicos nos enriqueció muchísimo como grupo. Así conseguimos una mirada más global y pudimos comprender desde las distintas aristas que tiene el problema. Del trabajo interdisciplinario se obtienen resultados mucho mejores y en menor tiempo.
Autoridad
Soledad Retamar es reconocida como una de las profesionales con mayor autoridad para evaluar desde lo estadístico, la marcha de la pandemia en la Argentina y en particular en Entre Ríos.
Soledad se recibió de ingeniera en sistemas de información e investigadora. Cursos sus estudios en la Regional Concepción del Uruguay de la Universidad Tecnológica Nacional.