Una mujer contó que se defendió de ataque sexual

Habló de espaldas, para resguardar su identidad.

Brindó detalles del hecho y recomendó estar alertas en esta zona de la ciudad.

Una uruguayense reveló que el lunes de esta semana, debió defenderse de un ataque sexual en el sector norte de la ciudad. Según aseguró la mujer, el agresor, al no poder consumar el hecho, se terminó llevando lo que ella llevaba en sus manos.
La traumática situación fue relatada en primera persona por la mujer ante los micrófonos de Somos Concepción, pero de espaldas a la cámara; con la clara intención de reservar la identidad de la víctima.
Debido a la gravedad del hecho, la redacción de La Calle desgravó el relato de la víctima, quien dejó en claro que pretende “alertar para que tengan cuidado en esta zona”.
“Este lunes volvía de trabajar, terminando mi día normal y como todos los días; pero a la altura del Tránsito Pesado y el camino al viejo basural del Mena, salió de la nada un tipo o lo podríamos llamar un mequetrefe”, comenzó relatando la entrevistada.
“Me vino por la espalda, me abrazó y bajito me dijo quedate quietita. Yo no iba a terminar como terminan un montón de minas hoy en día, no iba a ser víctima, si me tenía que defender, me iba a defender”, continuó la mujer.
“Clave los pies en el piso y el chabón trató de forzarme para el costado, para colmo el camino es en bajada. Me quería meter abajo del monte, pero no lo dejé. Como vio que no podía moverme, empezó a manosearme ahí; al costado del camino. Como vi que eso no resultó y seguía forzándome, entonces tiré las manos para atrás con la intención de agarrarlo y si tenía que tirarlo para adelante lo iba a hacer. Soy consciente de que tengo fuerza y lo podría haber hecho. Era de mi altura y flaco. Le pude sacar una gorra que tenía puesta y cuando se dio cuenta salió corriendo”, detalló la víctima.
“Yo traía una bolsa de friselina con mi equipo de mate y trató de manotearlo. Obviamente que no lo solté y me rompió la bolsa. Además tenía una campera cruzada en la bolsa y eso fue lo que finalmente se llevó. Al no poder voltearme o hacerme lo que él quiso hacerme, agarró y me rateó una campera”, aseguró la uruguayense.
“Más allá del hecho y de que estoy agradecida de que no pasó a mayores, lo que más bronca me da es que ahora tengo que cambiar el camino. Después de ese hecho no volví a mirar para atrás, pero me sentí perseguida todo el camino. Es mi camino obligatorio para ir a laburar, entrenar o hacer cosas de mi vida habitual en el centro de la ciudad”, reflexionó la entrevistada.
Sobre el final de la nota, la damnificada se mostró visiblemente quebrada y entre lágrimas explicó: “Por este camino pasan muchas chicas todos los días. Esta vez yo me pude defender. Esta zona está cada vez más poblada y hay más personas que pasan para ir a trabajar, estudiar, llevar a sus hijos a la escuela, hacer deporte o lo que sea. Quiero alertar para que tengan cuidado en esta zona”.