Según el Indec, la canasta básica total subió 2,7% en febrero, mientras que la alimentaria avanzó 3,6%.
La canasta básica alimentaria, integrada por los productos mínimos que necesita una familia para comer y no caer bajo la línea de indigencia, aumentó 3,6% en febrero, mismo nivel que la inflación general calculada para ese período. La variación de la canasta básica total, que introduce otros bienes y servicios y traza la línea de la pobreza, fue de 2,7%, casi un punto por debajo de Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Según el informe del Indec, la canasta básica alimentaria de una familia tipo, integrada por dos adultos y dos menores, tuvo un valor de $24.575 en febrero. Fue $853 más cara que el mes anterior y $7.790 que en febrero de 2020.
Con respecto a la canasta básica total, se ubicó en $57.997 para una familia tipo; $1.539 más cara que en enero y $17.208 más cara que un año atrás. Ese valor significa que dos salarios mínimos, de $20.587,5, no son suficientes para sostener un hogar por fuera de la pobreza.
La categoría alimentos y bebidas no alcohólicas trepó 3,8%, por encima del nivel general, sin embargo hubo una fuerte desaceleración de este rubro, que exhibe desde fines de 2020 una dinámica alcista muy marcada.
La baja más notable dentro del rubro estuvo en el precio de la carne, como consecuencia de que en febrero entró en vigencia un acuerdo de la cartera de Comercio Interior con frigoríficos para ofrecer 10 cortes a precios económicos en cadenas de supermercados.