
Las celebraciones del Día Internacional de los Trabajadores estuvieron marcadas por masivas movilizaciones en toda Europa, donde miles de personas salieron a las calles para exigir mejoras laborales, justicia social y denunciar el avance de la extrema derecha y la corrupción.
En Francia, las protestas tuvieron un tono especialmente tenso. En París, se registraron violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, lo que dio lugar a las primeras imágenes de disturbios que también se replicaron en otras ciudades. En Lyon, por ejemplo, la policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a los participantes, generando escenas de caos en el centro, donde algunos manifestantes —con el rostro cubierto— devolvieron los botes hacia las fuerzas del orden cerca del puente Gallieni.
Las marchas fueron organizadas por una coalición de las ocho principales federaciones sindicales del país. El mensaje fue claro: reclamar por la paz, la justicia social y la centralidad de los trabajadores en la agenda pública. Sophie Binet, secretaria general de la CGT, encabezó una de las concentraciones más multitudinarias en París. Durante su discurso, criticó el giro del debate político hacia temas como inmigración y deuda, dejando de lado las urgencias sociales como salarios y pensiones. También rechazó de forma tajante la reforma del sistema previsional, lo que motivó el retiro de la CGT de las mesas de diálogo con el gobierno.
Las manifestaciones no fueron exclusivas de Francia. En Alemania, más de 310.000 personas se movilizaron en distintas ciudades para exigir aumentos salariales y mejores condiciones laborales en medio de una economía que atraviesa una recesión prolongada.
En España, miles de ciudadanos se manifestaron pidiendo la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, una propuesta que será tratada próximamente en el Congreso. Los sindicatos UGT y CCOO aprovecharon la ocasión para advertir sobre el peligro del resurgimiento de fuerzas reaccionarias, preocupación compartida a nivel europeo.
En Ginebra, trabajadores de agencias de la ONU se concentraron frente a la sede de la organización para rechazar recortes presupuestarios y de personal, luego de que Estados Unidos retirara parte de su financiamiento.
En Italia, la jornada estuvo centrada en la seguridad laboral, tras un aumento del 5% en las muertes en el trabajo durante el último año, con un total de 1.090 fallecimientos. En Grecia, los sindicatos convocaron a una huelga general de 24 horas para exigir mejoras salariales y laborales. En Serbia, tanto estudiantes como trabajadores salieron a reclamar reformas contra la corrupción y pidieron una reducción de la semana laboral a cuatro días.
Por último, en Turquía, la represión marcó el tono de las protestas. En Estambul, al menos 212 personas fueron detenidas por intentar manifestarse en la simbólica Plaza Taksim, lugar emblemático para el movimiento obrero turco, pero donde el gobierno prohíbe cualquier concentración.