Señor director:
Desde la muerte de Maradona, con el paso de los días, fueron creciendo los reclamos por el funeral realizado en Casa de Gobierno, donde se terminaron incumpliendo los protocolos sanitarios necesarios para evitar la multiplicidad de contagios por covid.
Realmente es un reclamo acertado, aunque lo podemos debatir largamente, ya que si no realizaban el funeral, la idea que se pretendería bajar era que no se pudo despedir al ídolo por lo que los opositores llaman “infectadura”. Pero como finalmente se decidió realizar el acto que terminó con incidentes, los medios de comunicación amigos del gobierno anterior y los señaladores de siempre, salieron a cuestionar que se hizo. De no llevarse adelante dirían lo contrario.
Si bien lo que se hizo en Capital Federal fue multitudinario y pasional, esperemos que los señaladores de siempre cuestionen de alguna manera la marcha contra la implementación del aborto, que convoca mucho menos personas que el funeral del astro, pero igualmente implica un amontonamiento importante de personas. Recordemos que esta marcha además de exponer una postura con respecto a una ley, que se aplicó en la mayoría de los países del mundo, menos acá, también es un acto político fogoneando por la oposición que se hará la desentendida por estos días.
Por otro lado, estamos muy cerca del 8 de diciembre y con todo lo que implica esa fecha en una ciudad católica como esta. Ya se habla de la posibilidad de realizar la tradicional procesión en plaza Ramírez, en auto o con protocolo, pero no dejará de ser un acto masivo de personas donde más de uno va a subestimar la “infectadura” que les hicieron creer que estamos atravesando y serán posibles focos de contagio.
Repito una vez más, el evento que vimos por televisión en Capital Federal convocó mucha más personas de lo que pueden convocar una marcha anti derechos de la mujer y una marcha religiosa. Con la diferencia, que el escandaloso funeral fue solamente en una ciudad del país, mientras que los fanáticos del pañuelo celeste y los religiosos van a marchar en varias ciudades, donde más de uno se va a burlar de la necesidad del distanciamiento.
Una vez más hicimos propio un escándalo que se generó en la gran caja de resonancia que es Capital Federal, pero silenciamos con el resto de las movilizaciones.
Debemos empezara pensar un poco más en lo nuestro y no tanto en lo que pasa lejos de nuestra realidad. Lo del funeral no fue un reflejo de lo que somos los argentinos, fue un reflejo de lo que son los porteños.
Marcos Álvarez