Carlos Heller
El resultado de la reciente cumbre del G20 en Roma fue auspicioso para nuestro país. Algunas de las ideas desplegadas por los funcionarios argentinos junto con los de otras naciones en torno de la asimétrica estructura financiera internacional fueron plasmadas en el documento final del encuentro. Una estructura en la que la Argentina se encuentra inmersa, pues destaca la importante renegociación de la deuda en dólares con acreedores privados y, también, la negociación actual con el FMI por la deuda de 45.000 millones de dólares que posee con el organismo. En una de sus intervenciones en el encuentro, el presidente Alberto Fernández dejó bien en claro que Argentina no va a pagar al FMI el año próximo 19.000 millones de dólares. En este marco, la postura argentina hace foco en dos cuestiones: la eliminación de sobretasas y la redistribución de los Derechos Especiales de Giro (DEGs). Argentina y México manifestaron que en el marco de la pandemia, los países de ingresos medios fueron los más expuestos a sufrir un empeoramiento en sus niveles de deuda. Para las economías avanzadas “la situación no ha sido especialmente desafiante” dadas sus bajas o negativas tasas de interés. Los países más pobres “obtuvieron el apoyo de la comunidad internacional, a través de la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda”. Pero los países de ingresos medios, que poseen el 62% de las personas en situación de pobreza del mundo, “no acceden a los mismos beneficios”. Se plantea entonces la posibilidad de crear nuevos mecanismos que logren una redistribución de los recientemente asignados DEGs y puedan beneficiar también a los países de ingresos medios que los necesitan. Es alentador que en la elaboración del documento final de la cumbre del G20 en Roma, se manifiesta la voluntad de que “los miembros con fuertes posiciones externas amplíen su impacto a través de la canalización voluntaria de parte de los DEGs asignados para ayudar a los países vulnerables”. En cuanto a la eliminación de las sobretasas, Argentina, afronta un excesivo 2% por el inaudito préstamo adeudado, cuyo pago de sobretasas implican 1.000 millones de dólares al año. El G20 también se expresó sobre este tema en su declaración final: “nuestros ministros de Finanzas esperan con interés que se siga debatiendo la política de sobrecargos en el Directorio del FMI en el contexto de la revisión intermedia de los saldos precautorios”. Un fuerte apoyo a la postura argentina.