Se llamaba Juan y cabe recordarlo ante la desinformación

Señor Director:
Luego de haber leído innumerable cantidad de barbaridades en redes sociales, publicadas por aquellos que dicen defender la democracia pero sólo se dedican a esparcir el odio, quise desde mi rincón de ciudadano normal recordar a una persona que haciendo lo suyo se convirtió en una figura mundial; algo que despertó el odio y la ira histórica de la clase alta y de los que pretenden pertenecer a ella con el simple hecho de repetir a diario lo que los odiadores seriales buscan imponer como discurso único.
Debido a esto, me gustaría tener la posibilidad de difundir un texto anónimo sobre la persona que luchó por los humildes y que enfrentó al poder real en toda su dimensión, al punto de tener que abandonar el país y volver para seguir agigantando la leyenda. Esos que hoy se dedican a desinformar y fomentar el odio, los tenemos en todo el país y en la ciudad también.
Sin ofender a nadie y con el simple motivo de intentar explicarle a quienes no lo conocieron, creo oportuno intentar difundir ese texto muy indicativo de lo que fue la figura de Perón en el ámbito nacional, latinoamericano y mundial.
“En el umbral del silencio la imagen del líder se agiganta y su sombra tiene el perfil de la Republica. Hizo de su Patria sumergida una Argentina libre y redentora.
Trascendió las fronteras de su limitación geográfica. Toda América parió su estatua en la plaza de las multitudes y en el bronce de la Patria Grande.
El evangelio del tiempo nuevo, se hizo doctrina en su palabra. Porque condeno la violencia de los poderosos, fue seguido por los humildes. Porque condeno la arbitrariedad del privilegio fue seguido por los justos. Porque repartió el pan de la tierra fue seguido por los hambrientos.
Tuvo la fe de los precursores y la voluntad de los que hacen. Marchó al destierro por la traición de unos y la cobardía de otros. Volvió a la Patria sobre el arrepentimiento de aquellos y sobre el fracaso de todos. Predicando la unidad de su tierra dividida, selló el reencuentro de los argentinos en el perdón del pasado, en la esperanza del futuro.
La magia de su nombre es estandarte de victoria en la causa del pueblo y por su pueblo. Su nombre ganará la guerra contra la violencia y la injusticia.
Se llamaba Juan y como el bautista del testamento bíblico puso la señal de dios, en el camino de la liberación y de la paz.
Tenemos que aprender a convivir con lo bueno que dejaron personajes como este, o como Hipólito Yrigoyen. Con la aceptación de ambos la Nación puede salir adelante. Sólo así y lejos del odio.
Ezequiel Gradizuela