En cuartos de final, el porteño se medirá con Dominic Thiem mientras que la rosarina espera por la ucraniana Elina Svitolina.
Los argentinos Diego Schwartzman y Nadia Podoroska mantuvieron este domingo su buen nivel en los octavos de final de Roland Garros y van por su mejor rendimiento histórico en el último Grand Slam de tenis la temporada.
Schwartzman venció al italiano Lorenzo Sonego, en sets corridos, por 6-1, 6-3 y 6-4 para su cuarta clasificación a los cuartos en un Grand Slam. Las anteriores fueron Roland Garros 2018 y el US Open en 2017 y 2019.
La mejor raqueta argentina, número 14 del ranking ATP, mantuvo la concentración en un partido que a los 19 minutos fue suspendido por lluvia y que en el 3 a 0 a su favor del segundo set se detuvo por asistencia médica a Sonego (46°), por una molestia en el brazo derecho.
El «Peque» aplacó al italiano en su intento de recuperación en el tercer set y completó otra jornada sobre tierra batida sin perder un solo set, luego de 1 hora y 58 minutos en el Suzanne-Lenglen.
Schwartzman, enfrentará en la próxima instancia al austríaco Dominic Thiem, número tres del mundo y reciente campeón del US Open, quien luchó para vencer al francés Hugo Gaston (239) por 6-3, 6-4, 5-7, 3-6 y 6-3.
Podoroska, debutante en el torneo, reafirmó su condición de revelación en Roland Garros 2020 al clasificarse a los cuartos de final con la victoria frente a la checa Barbora Krejcikova por 2-6, 6-2 y 6-3.
Su rival en cuartos será la durísima ucraniana Elina Svitolina, quinta jugadora a nivel mundial, que este domingo le ganó a la francesa Caroline Garcia, 6-1 y 6-3. La rosarina revirtió un juego que había comenzado con ventaja para la tenista europea y lo definió en el cuarto «match point», al cabo de 2 horas horas y 9 minutos en el court Simonne-Mathieu.
La argentina asumió un protagonismo reflejado en el dominio de todas las estadísticas del partido: los puntos ganados con el primer servicio, los ganados en la red, los conseguidos con devoluciones y los tiros ganadores conectados.
También tomó seis de las once oportunidades de quiebre que le brindó la checa, jugadora de 24 años con mayor experiencia en torneos de Grand Slam.