Por: Roxana Anahi Timo
Cuando una persona no logra instalar un estilo de vida equilibrado y saludable, muchas veces esto se relaciona con una dificultad para establecer prioridades en su vida. En un mundo donde todos tenemos múltiples obligaciones y responsabilidades, donde parece que 24 horas no alcanzan, está muy normalizado postergar las necesidades propias y los aspectos que hacen a nuestro bienestar. Priorizarte implica comprender la importancia de trabajar diariamente en todos aquellos aspectos que fomentan el bienestar, la salud física, mental, así como el desarrollo personal y espiritual. Implica ocuparte tanto de tu interior, como del exterior. Se relaciona también con la autoestima, el autocuidado y la autovaloración. Detrás de esta actitud tan habitual de postergarse pueden existir varios factores. El primero es la propia desvalorización, dado que postergarse puede ser una forma sutil de falta de autovaloración y autoestima. Todo es más relevante que el autocuidado para estas personas, y pueden realmente sentir en su interior que el bienestar de los demás está antes que el propio. El segundo factor puede relacionarse con la necesidad de buscar complacer constantemente a los demás, llevando esto a la propia postergación, a priorizar las necesidades y demandas de los demás, por mandatos o patrones que desarrollaron, por complacer a otros, buscando su aprobación, atención o cariño. En situaciones de stress agudo o crónico, síndrome de burnout o stress postraumático, nuestro cerebro puede entrar en piloto automático, o sea en modo supervivencia, generando una completa desvinculación y desconexión de la persona de sus propias necesidades y alterando los ritmos circadianos, hábitos y rutinas por completo. Este hecho puede llevar a que las personas, por atender aquello urgente, se olviden o posterguen lo importante. Por último, muchas personas pueden tener este comportamiento cuando necesitan obtener un beneficio secundario o ejercer el control sobre otros o manipularlos. Esta conducta genera mutua dependencia entre las partes, donde uno se sacrifica completamente por el bienestar del otro, postergando completamente las propias necesidades, pero obteniendo a cambio la veneración y reconocimiento del entorno.