El presidente sirio Bashar al-Assad y su familia llegaron a Rusia tras ser derrocados por una ofensiva de una coalición de rebeldes, en su mayoría liderada por grupos islamistas radicales. Según informaron el domingo las agencias de noticias rusas Interfax, TASS y RIA Novosti, que citaron a una fuente del Kremlin, al-Assad y su familia obtuvieron asilo en Rusia «por razones humanitarias», luego de perder el control de gran parte de Siria.
La misma fuente indicó que las autoridades rusas han estado en contacto con los grupos rebeldes sirios, y que estos habrían asegurado la protección de las bases militares y las instalaciones diplomáticas rusas en el territorio sirio, lo que podría ser clave para preservar la influencia de Moscú en la región, especialmente en un momento de inestabilidad política y militar.
Además, la fuente del Kremlin subrayó que Rusia sigue comprometida con la búsqueda de una solución política para la crisis en Siria, recordando que Moscú siempre ha abogado por el diálogo y la reanudación de las negociaciones bajo el auspicio de las Naciones Unidas. «Rusia siempre estuvo a favor de una solución política para la crisis siria. Partimos de la necesidad de reanudar las negociaciones bajo los auspicios de la ONU», señaló el portavoz.
La salida de al-Assad a Rusia marca un giro importante en el conflicto sirio, que comenzó en 2011 como una serie de protestas pacíficas contra el régimen de al-Assad y se transformó en una guerra civil que involucró a múltiples actores internacionales. Durante años, Rusia fue uno de los principales aliados de al-Assad, proporcionando apoyo militar, diplomático y financiero al régimen sirio para evitar su caída ante los rebeldes.
Este asilo también refleja la influencia continua de Rusia en Siria, un país estratégico en el Medio Oriente. Desde 2015, Rusia ha mantenido una presencia militar significativa en Siria, lo que le ha permitido consolidar su posición en la región y defender sus intereses, incluidos el control sobre bases militares y su presencia en el Mediterráneo. La situación actual podría representar una oportunidad para que Moscú impulse nuevas negociaciones de paz, aunque aún quedan muchas incertidumbres sobre el futuro de Siria y la estabilidad en la región.
Mientras tanto, la situación en Siria continúa siendo compleja, con numerosos grupos armados, entre ellos los rebeldes islamistas y las fuerzas kurdas, luchando por el control de territorios clave. La comunidad internacional sigue buscando formas de mediar en un conflicto que ha dejado miles de muertos y desplazados desde su inicio, y que aún no muestra señales claras de resolución.