Respuesta de la publicación ¿Orgullo o inseguridad gay?:

Señor director:
Tras conmemorarse el Día del Orgullo Gay, los uruguayenses asistimos a manifestaciones claramente homofóbicas. Fueron realizadas por tres personas, a quienes los abajo firmantes denunciamos ante el INADI. Un vecino de Talita, Eduardo Londero, envió una nota al Jefe de Gabinete de la Municipalidad. En ella opina contra el izamiento de la bandera de la diversidad, organizada por el Estado municipal cumpliendo su rol de garantizar Derechos.
Este vecino define a quienes nos identificamos como homosexuales como personas que padecemos “una desviación natural”. Asimismo, confronta la condición de homosexual con “cuestiones básicas como la formación; ética y moral de nuestros jóvenes”, quedando clara su opinión: los homosexuales no tenemos ni formación, ni ética ni moral.
Resulta también clara su contradicción, al decir: “sepa usted que no discrimino ninguna creencia o gusto personal”. ¿Cómo puede no discriminar si afirma que los homosexuales padecemos “una desviación natural? ¿Cómo puede no ser esta postura retrógrada, si hace 30 años que la Organización Mundial de la Salud eliminó a la homosexualidad del listado de enfermedades? Otro vecino, supuestamente Roberto Aguirre, en su carta de lectores nos considera “desviados sexualmente”.
Lo afirma al decir que “Nosotros no andamos por la vida diciendo que nos sentimos orgullosos de no estar desviados sexualmente”. No es difícil notar la estrechez mental, ya que ni se le cruza por la mente pensar que no se trata de que un municipio “festeja”, sino que está ratificando el derecho a la identidad y la libertad sexual conquistado tras muchos años.
Los intentos por aclarar, oscurecen. Es que Aguirre afirma: “Acá nadie le está pidiendo a nadie que cambie sus conductas en la intimidad”. ¿Está sentenciado a los homosexuales a que vivamos nuestra condición sólo “en la intimidad”? ¿Quién es usted para sentenciar eso?
La exconcejala antiderechos, Karina Percara, ex representante de la ciudadanía, publicó en su muro de Facebook la carta de Londero, adhiriendo a su postura. Lo hizo luego de que durante su mandato presentara un proyecto para declarar a Concepción del Uruguay “Ciudad Pro Vida”. Demostró así que sólo reconoce lo que le es afín: obligar a 90 mil habitantes a que se identifiquen coercitivamente como “pro vida”. ¿Se puede autodenominar pro vida quien desea “salvar las dos vidas” pero reprueba derechos de personas que ya tienen existencia como tales?
En suma, consideramos que debíamos dar un paso como ciudadanos ejerciendo el derecho a denunciar a quienes pretenden sentenciar cómo debemos vivir algunos, qué derechos podemos ejercer y cuáles no.
Entendemos que estas personas no pueden permanecer impunes manifestando posturas tan retrógradas, discriminatorias y violatorias de derechos consagrados. Ojalá que, en próximas oportunidades, cuando lo que vayan a decir no sea más bello que el silencio, no lo digan…
Adrián Garnier y Guido Pauletti