REFRIEGA FEROZ Y LLUVIA DE BALAS. Una disputa infantil que terminó en tragedia

La Justicia comprobó que la víctima y el condenado tenían rastros de pólvora en sus manos.

A principios de marzo de 2009 tuvo lugar en Concepción del Uruguay el sangriento homicidio de un hombre en un barrio del noroeste de Concepción del Uruguay. Su agresor no resultó indemne a la balacera y recibió también graves heridas. Ambos tenían entonces 34 años.

Por Clelia Vallejos

La víctima fatal fue Raúl Alberto González alias el “Porteño”, domiciliado en la provincia de Buenos Aires, quien había sido trasladado por la empresa en la que trabajaba desde San Nicolás, a nuestra ciudad y residía aquí, aunque su familia había quedado en la ciudad bonaerense.
En nuestra ciudad conoció a una joven de barrio “30 de Octubre” de la cual se enamoró y,  como todo enamorado, la visitaba en su domicilio donde vivía con su familia. En esta instancia se habría visto envuelto en una disputa entre vecinos que comenzó con la pelea entre un niño y una niña y fue involucrando a mayores, hasta que terminó enfrentando a Raúl González con el tío del niño, Mario Minuet.
La situación fue tomando un cariz cada vez más oscuro: uno no quería  al “Porteño” en el barrio, y el otro no pensaba dejar de visitar a la joven de quien estaba prendado. Así las cosas, el sábado 8 de marzo de 2009, temprano, por la mañana, se enfrentaron el vecino Minuet y el “Porteño” González con armas de fuego, en calle 11 el Oeste casi Allais. Trascendió entonces que Minuet esperaba al “intruso”, a quien le guardaba manifiesta antipatía, al igual que González a él.
Algunos testigos hablaron de casi “una lluvia de disparos”. Como resultado, González acabó mortalmente herido, pero tuvo fuerzas para llegar tambaleando a la casa de su joven pareja y sentarse en una silla en el patio, donde fue auxiliado y luego trasladado al hospital; pero murió al poco tiempo de su ingreso.
En la calle también quedó gravemente herido Mario Minuet. Éste permanecía tendido en la vía pública y fue recogido por una ambulancia. Estuvo varios meses internado en el Hospital Justo José de Urquiza con custodia policial: tenía un pulmón destrozado y el otro gravemente comprometido.
Según trascendió, la escalada del conflicto habría llevado a que González fuera amenazado y sorprendido en calle 11 del Oeste casi Allais, en el barrio Malvinas Argentinas.
Algunos de los vecinos que alcanzaron a ver lo sucedido hablaron de un enfrentamiento feroz y relataron como los dos heridos fueron llevados de urgencia al hospital Urquiza, donde dejó de existir González y quedó internado en gravísimo estado Minuet.
Las investigaciones llevaron a la policía a realizar varios allanamientos, por orden del juzgado de Instrucción N°2, entonces a cargo de la jueza Estela Natal de Rebossio, pues se sospechaba  que había más involucrados en el hecho, si se tiene en cuenta que Minuet había sido herido por la espalda. Entre los supuestos participantes, que fueron acorralados por los investigadores, fueron detenidos dos jóvenes, uno de 21 años y otro de 26, quien se entregó voluntariamente en el juzgado.
Según lo trascendido, ambos fueron llevados a Comisaría Primera donde esperaron su traslado para la indagatoria, al tiempo que se aguardaban los resultados de otras pericias, como los dermotest a los que fueron sometidos Minuet y González, a quienes sí se les encontraron rastros de pólvora en las manos.

Los dos enemigos fueron derivados al Hospital Urquiza, pero solo uno sobrevivió.

Condena a Minuet

Con el paso de la investigación se fueron deslindando responsabilidades y quedó Minuet como responsable directo del homicidio. Recuerdo haberlo entrevistado en algún momento durante el juicio y él me habló de las graves heridas recibidas que lo llevaron a perder un pulmón y resultar gravemente lesionado en el otro, por lo que vivía con una deficiencia respiratoria muy marcada. Fue condenado, y debió cumplir su pena.

El hombre: sus luces y sus sombras

Este caso ya desdibujado por las brumas del tiempo, nos interpela acerca de un tema que parece haber nacido con el hombre: sus conflictos vecinales. Disputas por cuestiones que parecen graves a los contendientes, pero que para quienes miramos “desde fuera”, nos resultan hasta inverosímiles.
Este conflicto entre niños, en el que se involucraron familiares de ambos lados, terminó en tragedia (un hombre muerto y el otro viviendo con una discapacidad manifiesta), se produjo porque ninguna de las partes quiso dar “el brazo a torcer”.
Tal vez, si todos se hubiesen juntado en esa esquina a hablar y no a disparar sus armas de fuego, uno hubiese visto crecer a los hijos que tenía en San Nicolás y el otro hubiera mantenido su salud en plenitud y no debería vivir luchando para respirar.
Estoy segura de que los niños que discutían o se trenzaba en sus peleítas infantiles, podrían haber compartido golosinas y haber jugado juntos si los mayores, en vez de tomarse las cosas a la tremenda, hubieran propiciado un acercamiento. Nada es imposible si se apela a la razón, a la diplomacia, a la concordia: lo he aprendido en mi larga vida, en las aulas, en el periodismo, en la vida… Pero así es el hombre, con sus luces y sus sombras.