Rectores del Colegio y gobernadores de Entre Ríos

El “Histórico” Colegio del Uruguay (Gentileza: Ángel Mazarello)

Durante todo el siglo XX esta ciudad redujo su gravitación política nacional que la distinguió desde siempre. Sin embargo, mantuvo su importancia en la provincia, con una activa participación ciudadana a través de las distintas vertientes políticas en el libre juego democrático.

Por Orlando Busiello (*)

A nadie escapa la importancia de Concepción del Uruguay en la construcción de la provincia y el país. El quehacer de sus hijos pródigos, Francisco Ramírez y Justo José de Urquiza, hicieron que durante buena parte del siglo XIX se trasformara en un centro de enorme significación política, donde se tomaron decisiones trascendentales en el devenir de la nación.
Sin embargo, la trágica muerte del General Urquiza y la pérdida de la capital de Entre Ríos en 1883, fueron minando el protagonismo que la ciudad había tenido en aquella centuria.
Durante todo el siglo XX, si bien es cierto Concepción del Uruguay perdió aquella proyección política de carácter nacional que la había distinguido, mantuvo su importancia dentro de los núcleos poblacionales de la provincia, demostrando una activa participación ciudadana a través de las distintas vertientes políticas habilitadas en el libre juego de la democracia.
No obstante, fueron muy pocos los que alcanzaron finalmente dentro del marco institucional, en elecciones libres, la Gobernación de Entre Ríos.
En 100 años de historia entrerriana, hemos contabilizado sólo tres personalidades. Para una ciudad como Concepción del Uruguay con tanta “prosapia” política, con hombres, inteligentes, honestos, y dinámicos que, abrazaron decididamente la “carrera de honores”, es una cifra poco relevante.
Debemos decir que dos de ellos, nacieron en nuestra ciudad, pero con marcadas diferencias uno del otro. El Dr. Eduardo Tibiletti vivió gran parte de su vida en Concepción del Uruguay. Mientras que, el Doctor Sergio Alberto Montiel, dos veces gobernador de Entre Ríos, su nacimiento en la ciudad “Histórica” es casi un “accidente” del destino.
Su señor padre Lino H. Montiel, Oficial del Ejército Argentino, residió por un corto tiempo con su familia en la localidad. En esas circunstancias, vio la luz su hijo Sergio Alberto, el 20 de octubre de 1927.
Al producirse el traslado por razones de servicio, Lino H. Montiel se alejó de la ciudad definitivamente, y su hijo Sergio desde entonces se desvinculó de Concepción del Uruguay viviendo buen parte de su existencia en Paraná.
El Doctor Felipe Texier, si bien a diferencia de los otros era originario de Nogoyá, podemos considerarlo un uruguayense por adopción; pues, se afincó entre nosotros, trabajó y desarrolló su quehacer profesional y docente en Concepción del Uruguay.
Lo que nos ha llamado la atención, es que, dos de los tres gobernadores relacionados de una u otra forma con Concepción del Uruguay, fueron antes de asumir tamaña responsabilidad al frente de los destinos de Entre Ríos en el siglo XX; rectores del Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza.

Eduardo Tibilleti

El primero de ellos, Eduardo Tiblilett, nació el 5 de octubre de 1871, realizando sus estudios primarios y secundarios en Concepción del Uruguay, estos últimos en el Colegio fundado por Urquiza, para continuar en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de Buenos Aires donde se graduó como abogado.
En su ciudad natal ejerció su profesión además de la docencia, actividad que desarrolló tanto en el Colegio como en la Escuela Normal. Pero, además, fue uno de los fundadores y presidente del Centro Comercial y de Intereses Departamentales de Concepción del Uruguay, y presidente de la Asociación Educacionista la Fraternidad.
Otras de las facetas de Tibiletti fue el periodismo, actividad que ejerció tanto en su juventud, como años después en la ciudad de Buenos Aires.
El presidente de la Nación Doctor Roque Sáenz Peña, lo designó mediante Decreto del 25 de octubre de 1910 al frente del Colegio Nacional, cargo que desempeñó hasta 1920.
El 7 de noviembre de 1910, el Dr. Tibiletti se hizo cargo de la Rectoría de la Casa “Histórica” desarrollando a lo largo de 10 años una correcta labor, ajustada fundamentalmente a las directivas emanadas del Ministerio de Instrucción Pública de la Nación.
El profesor Celomar Argachá señaló en su libro sobre los Rectores del Colegio del Uruguay: “…debemos decir que durante el rectorado del Dr. Tibiletti aún quedó algún atisbo de autonomía, tratando de encontrar para el Colegio un perfil propio que lo distinga del resto, y si bien son escasos, existió al menos el intento por lograrlo, aunque no lo haya conseguido plenamente”.
En enero de 1911 el Dr. Tibiletti logró escriturar un campo de 27 hectáreas ubicado al noreste de la ciudad con el fin de destinarlas a levantar el Colegio Tutorial. Por distintas razones el gobierno nacional no habilitó los fondos para su construcción y una parte del predio fue arrendado. Tiempo después se levantó en dicho lugar un polígono de tiro al blanco, destinándose años después a la construcción del Hospital de Zona de Concepción del Uruguay.
Si bien el Colegio Tutorial no pudo realizarse, se llevó a cabo el Internado Tutorial mediante un convenio entre el Dr. Tibiletti, como representante del Ministerio de Instrucción Pública, y la Asociación Educacionista la Fraternidad. Dicho acuerdo permitió la instalación del Internado Tutorial y el funcionamiento de los talleres de la Escuela Intermedia, anexa al Colegio Nacional en la Casa de Internos.
El marzo de 1916, se creó el primer año de la Escuela Intermedia, dedicada a la instrucción de actividades prácticas y manuales.
Durante su administración se intensificaron las prácticas deportivas, utilizándose con ese objeto la chacra del Colegio. Se preocupó Tibiletti por el dictado por parte de personal idóneo de cursos de Educación Física. Además, se instalaron aparatos gimnásticos en la plaza Constitución o “Columna” para el desarrollo de la actividad física, alentándose también las prácticas de remo.

Entre la Botánica y la Psicología
Durante su rectorado, Tibiletti echó las bases para la instalación de agua corriente y electricidad. Lo primero recién pudo concretarse durante la rectoría siguiente, pero sí logró llevar hasta el Colegio el fluido eléctrico un hecho trascendente para entonces.
Gracias a la gestión personal del rector, el gobierno nacional incrementó el número de becas destinadas a los jóvenes de Entre Ríos y del país para estudiar en el Colegio del Uruguay.
En 1914 se constituyó el Centro de Estudiantes, siendo su primer presidente el alumno, Raúl Uncal López.
A mediados de agosto de 1919, fue creada la Asociación Cooperadora del Colegio, cuyo objetivo fue en un primer momento colaborar con las tres instituciones educativas nacionales existentes en la localidad. Tarea compleja que no dio los resultados esperados.
Tibiletti como rector del Colegio apoyó decididamente el proyecto de construcción de una nueva Asociación Educacionista la Fraternidad, con ese objetivo gestionó ante el ministro de Instrucción Pública de la Nación, para obtener el aval al proyecto que en ese sentido había presentado el diputado nacional, Dr. Mariano E. López.
Durante la rectoría de Tibiletti en 1911, la importante colección botánica del naturalista alemán Pablo Günter Lorentz, que durante muchos años estuvo guardada en el Museo sin clasificar, fue finalmente enviada al Instituto de Botánica y Farmacología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA, previo acuerdo con dicho instituto, para que una vez hechos los estudios pertinentes la colección se dividiera equitativamente entre esa casa de altos estudios y el Colegio del Uruguay.
En 1913 Tibiletti propuso a la superioridad la instalación en el Colegio de un Gabinete de Psicología. Si bien todo indicaría que esta interesante propuesta no llegó a concretarse entonces, no dejó de ser toda una innovación educativa que, con el correr de los años fue algo tan común y necesario en los distintos establecimientos de enseñanza.
Al establecerse por ley al 28 de julio como Día del Árbol, fecha coincidente con la fundación del Colegio, los rectores acostumbraban a plantar un árbol en la benemérita Casa. Tibiletti mantuvo no sólo la tradición, sino que gestionó antes distintas instituciones relacionadas con la agronomía el envío de plantas y árboles para el patio del establecimiento educativo y para la chacra del Colegio.