Reconocieron a los mejores del cine argentino

Los sonámbulos se llevó el Cóndor de Plata a la mejor película. En tanto que Sofía Gala y Érica Rivas compartieron el premio, otorgado por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina, como las mejores actrices.

Finalmente se entregaron ayer los Premios Cóndor de Plata que, debido a la pandemia, la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina decidió postergar el año pasado.
Los sonámbulos, de Paula Hernández (que Argentina había preseleccionado para los Óscar), fue distinguida como mejor película de ficción. Sofía Gala, por El cuidado de los otros, y Érica Rivas, por Los sonámbulos, compartieron el premio a mejor actriz. Jazmín Stuart (mejor actriz de reparto) y Luis Ziembrowski (mejor actor de reparto) también resultaron premiados. En el filme protagonizado por la ex Casados con hijos todo se desencadena en una reunión de Año Nuevo en la que una Luisa de 40 y tantos años (interpretada por Érica Rivas) decide replantearse, en plena crisis existencial, no solo su matrimonio sino también la relación con su hija adolescente, que es sonámbula, y hasta su oficio. Los buenos modos y la cordialidad familiar funcionan como una fachada de conflictos esenciales que se mantienen al margen, negándose a ser revelados. La directora interpela al espectador con una pregunta: ¿uno puede estar dormido encontrándose despierto? Más allá de la patología en sí misma, en la trama se desarrolla una historia de vínculos, de familia y de maternidad, y sobre todo, de lo que sufren y deben enfrentar las mujeres. “Para mí es una metáfora muy interesante la del sonámbulo porque también es un lugar en el que el cuerpo actúa cosas que no pudo sacar a la luz en la vigilia -explicó Érica Rivas por aquellos días de avant premiere, en diálogo con los colegas de Teleshow-.
No solamente la cabeza crea sueños, sino que el cuerpo necesita accionar en el sonambulismo”. El cuidado de los otros, la película por la que la hija de Moria Casán obtuvo su premio, narra las desventuras de Luisa, una joven con doble trabajo: por un lado, colabora en un taller donde se fabrican réplicas de Budas y otras figuras en cerámica y, por otro, suma ingresos como niñera.
Mientras cuida al pequeño Felipe se produce un accidente y el chico sufre una grave intoxicación por lo que es internado de urgente. Desesperados, los padres del pequeño, Carla y Sebastián, le echan la culpa a ella y a su novio Miguel, quien justo estuvo al cuidado de Felipe en el preciso instante del infortunio.