Radio popular y compromiso social. Norma Ogguier y una vida dedicada a la radio con identidad barrial

La directora de FM La Ke Buena habló con La Calle sobre la historia de la emisora, su llegada a los barrios, los desafíos del oficio y el rol clave que jugó la radio durante la pandemia. Además; se refirió al presente del periodismo, el valor de sumar a las nuevas generaciones y el Congreso de Periodismo y Comunicación que se avecina.

Por: Matías Dalmazzo

Norma Ogguier lleva 28 años al frente de FM La Ke Buena, una emisora con fuerte anclaje en los barrios de Concepción del Uruguay. Desde su programa “De corazón” hasta el impulso a campañas solidarias, la radio se convirtió en una compañía cotidiana para muchas familias, un espacio de escucha y participación comunitaria.

A lo largo de estas casi tres décadas, supo adaptarse a los cambios tecnológicos, enfrentar dificultades económicas y sostener una propuesta que combina entretenimiento, información y compromiso con el territorio. Además, hoy preside la Asociación de Periodistas del Departamento Uruguay (APDU), desde donde impulsa acciones para fortalecer el oficio y abrir espacios a las nuevas generaciones.

En esta charla con La Calle, Norma repasa el camino recorrido, los desafíos del presente y los sueños que aún quedan por cumplir.

La Ke Buena tiene una llegada muy fuerte a los barrios populares de Concepción del Uruguay. ¿Qué lugar creés que ocupa tu radio en la vida cotidiana de la comunidad?

-Para mí, decir “barrios” es decir ciudad. Concepción del Uruguay tiene unos 70 barrios, y en cada uno hay familias, historias, necesidades. Nosotros tratamos de estar cerca de todo eso, con una radio que habla simple, sin vueltas, con la misma naturalidad con la que la gente se comunica todos los días.

Muchos nos llaman para pedir ayuda en campañas solidarias, pero también para contarnos buenas noticias: nacimientos, cumpleaños, anécdotas. A veces nos escuchan desde otras provincias o incluso desde el exterior, a través de la web. La línea fija sigue sonando todo el tiempo, aunque hoy esté todo lleno de celulares. Es increíble cómo la radio se mantiene viva con ese aparatito que uno prende y ya está, ya hay una voz del otro lado.

La radio es magia. Aunque no conozcas a quien habla, si lo escuchás todos los días, ya lo sentís como parte de tu familia. Nosotros compartimos alegrías, tristezas, momentos difíciles. Y ese vínculo no se rompe. Creo que ocupamos un lugar muy importante, porque estamos cuando alguien necesita compañía, aunque sea por un ratito.

-En 28 años al frente de la emisora, ¿qué desafíos enfrentaste para sostener un medio propio y cómo cambió el vínculo con la audiencia?

-Los desafíos fueron muchos. Empezamos con la 105.5, pero tuvimos que cambiarnos a la 105.7 porque había una radio muy potente de San José que nos tapaba. Cambiar de frecuencia no es fácil. También tuvimos que tramitar la licencia para estar tranquilos, para trabajar en regla. Y después vino lo económico, lo técnico, lo de siempre: crecer, invertir, sin dejar de ser una radio barrial.

Acá en Concepción hay muchas radios, y siguen apareciendo nuevas. Entonces tenés que mejorar todo el tiempo: incorporar el streaming, salir con imagen en Facebook, sumarte a las nuevas herramientas. No se trata de competir, porque el sol sale para todos, pero sí de sostenerse en un contexto difícil. La publicidad es clave, y sabemos que cuando un comercio no anda bien, lo primero que recorta es la difusión.

A pesar de todo, el vínculo con la audiencia se mantuvo firme. Hay gente que nos escucha desde el primer día. Claro que otros cambian de dial, buscan opciones, pero muchos nos siguen escribiendo o llamando, contándonos que están con nosotros desde los inicios. Eso te llena de alegría, te da fuerzas para seguir.

-Entrevistás a vecinos, artistas, políticos, referentes sociales. ¿Qué buscás en una entrevista y qué creés que tiene que dejarle al oyente?

-En mi programa “De corazón” buscamos que las entrevistas tengan sentido, que le lleguen a la gente. En los primeros años, los artistas que venían a la Fiesta de la Playa pasaban por la radio: Kapanga, Los Palmeras, todos los grupos tropicales pasaban por acá. Eso nos marcó mucho, porque mostraba que éramos un espacio de referencia.

También entrevistamos a vecinos cuando pasa algo, o cuando hay historias que vale la pena compartir. Y los políticos saben que, si quieren que su voz llegue a los barrios, tienen que pasar por La Ke Buena. Lo mismo los referentes religiosos o sociales. Entrevistamos a todos: desde el jefe de Bomberos hasta el nuevo párroco de María Goretti.

Lo importante es estar. Tener esa agenda que te permite informar enseguida si pasa algo, si hay un accidente, si hay una necesidad urgente. Y no soy la única: otros programas como “Historias entrelazadas” también han traído a un montón de actores sociales. Queremos cubrir la necesidad de la gente de estar informada y sentirse escuchada.

-Durante la pandemia tu radio fue una herramienta de acompañamiento y contención. ¿Cómo viviste ese momento desde el rol comunicacional?

-Durante la pandemia, nunca dejamos de hacer el programa. Sabíamos que teníamos que estar, que era más importante que nunca. Nadie entendía bien qué pasaba, había miedo, incertidumbre, angustia. La radio fue un canal para informar, pero también para acompañar.

Nos pedían datos, cuidados, noticias sobre contagios. Había gente internada, gente que fallecía y no se podía despedir. Fue muy duro. Y ahí estábamos nosotros, con la voz de siempre, con el micrófono abierto. Aunque estuviéramos resfriados, seguíamos al aire. No sabíamos si nos habíamos contagiado, pero no parábamos.

En ese tiempo la radio se escuchó muchísimo. La gente estaba en sus casas, sin poder salir, sin ir a trabajar. Y la compañía era la radio. Por eso creo que cumplimos un rol muy importante. Mientras algunos medios dejaban solo música, nosotros seguíamos informando, conectados con la realidad de cada oyente.

-Actualmente presidís la Asociación de Periodistas del Departamento Uruguay. ¿Qué significa para vos ese rol y cómo se vincula con las nuevas generaciones?

-Para mí es un orgullo presidir la APDU, aunque no es fácil. Se trabaja mucho, pero también se logran cosas importantes. Desde que arrancamos, allá por 2008, hicimos de todo: fundamos bibliotecas, organizamos congresos, defendimos a colegas, impulsamos ordenanzas, pusimos el nombre de periodistas en calles de la ciudad. Todo eso es parte de la historia que construimos colectivamente.

La Asociación tiene más de 50 socios de distintas localidades, incluso de otros departamentos. Hay trabajadores, dueños de medios, cooperativas. Se discute, se comparten experiencias, se aprende mucho. En los últimos años, sumamos a jóvenes periodistas y estudiantes, y eso nos renovó completamente. Traen ideas nuevas, manejan otras herramientas, tienen otra velocidad.

Ahora estamos organizando el Segundo Congreso Nacional y Primero Binacional de Comunicación del Río Uruguay. Ahí vamos a debatir sobre los nuevos formatos, narrativas y herramientas del oficio. Porque el periodismo está cambiando, y hay que estar atentos. La participación de los más jóvenes es fundamental para eso.

-¿Qué mensaje te gustaría dejarle a quienes están dando sus primeros pasos en el oficio del periodismo?

-Les diría que sientan el periodismo como algo propio, que se metan de lleno. Que no esperen sentados a que alguien los llame. Que salgan, que busquen, que participen de eventos, de campañas solidarias, de actividades. Que hagan pasantías, que pasen de lo teórico a lo práctico.

Hoy es fácil quedarse esperando, pero el periodismo se construye en la calle, en contacto con la realidad. Hay que animarse, preguntar, investigar, involucrarse. Y sobre todo, hay que seguir aprendiendo todos los días. Porque este oficio nunca se termina de aprender. Siempre hay algo nuevo que incorporar.