¿Qué significa ser independientes?

Por Juan Martin Garay (*)

La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿Qué es ser independientes hoy? “Seamos libres y lo demás no importa nada” dijo el Padre de la Patria. El último vestigio directo en este sentido lo tuvimos hace 76 años cuando se declaró por primera, única y última vez la Independencia Económica de la Nación Argentina. Este hito político fue proclamado por Juan Domingo Perón un 9 de julio de 1947 en la Ciudad de San Miguel de Tucumán.

En el Preámbulo de la declaración de la Independencia Económica se decía lo siguiente: “Nos, los representantes del pueblo y del gobierno de la República Argentina, reunidos en Congreso Abierto a la voluntad nacional, invocando a la Divina Providencia, declaramos solemnemente a la faz de la tierra la justicia en que fundan su decisión los pueblos y gobiernos de las provincias y territorios argentinos de romper los vínculos dominadores del capitalismo foráneo enclavado en el país y recuperar los derechos y gobierno propio y las fuentes económicas nacionales. La Nación alcanza su libertad económica para quedar, en consecuencia, de hecho y de derecho, con el amplio y pleno poder de darse las formas que exijan la justicia y la economía universal en defensa de la solidaridad humana. Así lo declaran y ratifican ante el pueblo y gobierno de la Nación el gobierno y pueblo aquí representados, comprometiéndose, uno y otro, al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas y honor. Comuníquese a la Nación y, en obsequio del respeto que se debe a los demás Estados, detalladamente en un manifiesto y acta las fuentes determinantes de esta solemne declaración, dada en la Sala de Sesiones del Congreso de las Provincias Unidas, donde en mil ochocientos dieciséis se proclamara la independencia de la República, y refrendada por los representantes del pueblo y gobierno argentinos aquí reunidos”.

Los 76

¿Qué nos pasó en estos 76 años que no se pudo sostener lo que expresaba la declaración de la Independencia Económica? Nos pasó de todo y hoy nuestra Argentina tiene dos almas: una derrotada que está mirándose al espejo su frustración y otra latente en el subsuelo de la patria que mira con esperanzas el futuro. Hay más grietas que uniones. Más desencuentros que hermanamientos.

Como dice Fierro: “si entre hermanos se pelean los devoran los de afuera”, bueno, algo más o menos así nos sigue pasando. Por eso esta fecha patria nos tiene que interpelar para que nos empecemos a dar de una buena vez la oportunidad de cultivar el diálogo como forma de encuentro. “Levantar la bandera blanca” y darnos la posibilidad de avanzar en la construcción de consensos que nos permitan construir ciudadanía.

En estos 76 años de vida, hemos partido de una declamación real -con concreciones palpables- en la cual se nos dijo a los argentinos que íbamos a ser un país económicamente libre, socialmente justo y políticamente soberano (y lo fuimos por un tiempo); pasando por el retorno de la democracia donde se nos prometió que ésta nos iba a dar de comer, nos iba a educar y nos daría una vida con dignidad (y nadie niega que eso realmente puede suceder); a llegar actualmente a un estadio casi permanente de escepticismo social, apatía, desencanto y descreimiento porque todo lo anunciado no ocurrió al menos en su totalidad y de forma sostenible en el tiempo.

Los años han pasado entre defraudaciones y claudicaciones, pero también con importantes reivindicaciones, grandes conquistas sociales y nuevos derechos en estos últimos casi 20 años. Pero por esos caprichos del destino (y egos políticos) los ideales se han ido tornando bastante indefinidos políticamente por una profunda crisis de representatividad que todavía sigue sin resolverse desde el 2001.

Tenemos una gran deuda social porque los problemas de fondo siguen vigentes en un esquema cada vez más complejo. Hay una clase trabajadora carente de “red” que permita brindar un sostenimiento y contención a todo el andamiaje social. Las medidas de atención han sido paliativos que perduran en el tiempo, sin embargo resulta preocupante la falta trabajo. Carecemos de más trabajadores y trabajadoras que motoricen la cultura el esfuerzo y el trabajo como ordenadores sociales.

La partidocracia

Claramente la partidocracia existente no forma parte de la solución a los problemas actuales pues se contrapone a la cultura del diálogo como forma de encuentro. El filósofo Gustavo Bueno afirma que la partidocracia -neologismo empleado para definir la burocracia de los partidos políticos- constituye una deformación sistemática de la democracia, donde cada partido tiene sistemáticamente que atacar al otro. ¿Les resulta conocida esta actitud potenciada en este contexto plenamente electoral que nos atraviesa? Triste pero real.

Volviendo a lo económico, expresa Julián Licastro que hay una dependencia económica “que no se contrapone con la utopía de una autarquía económica o independencia absoluta, pero si a la (in)capacidad de decisión fundamental, y sus márgenes operativos ciertos y sólidos, para la conducción económica del proyecto nacional”. Sobre las consecuencias sociales el Padre Atilio Rosso expresa que los intelectuales y ensayistas son recurrentes en una tratar de “hacernos descubrir” la existencia de dos Argentina; y Atilio reflexiona que no hace falta lo digan, que no hace falta que nos cuenten que un sector se empobreció 50 veces y que otro creció 50 veces, que no hace falta decir lo obvio, pues es una verdad de Perogrullo.

Día de la Independencia

Hoy domingo 9 de julio conmemoramos un nuevo aniversario de nuestra Independencia Nacional. Así las cosas, podemos afirmar que tenemos Patria y que tenemos Nación. Tenemos Patria porque es algo que nos viene dado, un regalo -donde la vida nos alumbra esa es nuestra Patria- y tenemos Nación porque es una construcción colectiva, una tarea de todos y para todos donde no debería haber exclusiones de ningún tipo y sin embargo las hay.

A 207 años de la Declaración de la Independencia, y ante un escenario complicado en lo político, social y económico; abracemos hoy más que nunca a esa Argentina que está mirando hacia adelante buscando en el mañana una ávida, necesaria y nueva esperanza. Celebremos nuestra declaración de independencia como hito histórico pero tomemos conciencia de la realidad que nos “cachetea” el rostro y reaccionemos. Aunque suene utópico, solamente todos juntos y hermanados podremos transformarla. Terminemos con las grietas y hagamos que otra realidad sea posible para beneficio de todos.

(*) Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Concepción del Uruguay desde el 2019. Presidente de Bloque Concejales del PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.