Señor director:
Venimos viviendo horas frenéticas en Concepción del Uruguay, debido al posible alcance de las nuevas restricciones sugeridas por el gobierno nacional y que deberán ser implementadas por cada gobernador.
Cuando empezó a circular el rumor de cierre de la actividad nocturna desde las 23 horas, un grupo de gastronómicos tomó la posta y mediante una carta que se replicó en cada uno de los medios de comunicación de la ciudad, dejaron en claro que cerrar a los horarios establecidos era herir de muerte a un sector que ya padeció mucho durante el año.
Con la clara intención de intentar defender la actividad que realizan los gastronómicos de la ciudad, hicieron una defensa de su postura tratando de incluir al resto de la sociedad en el mensaje, algo así como que si los cierran a ellos pierde la sociedad en su conjunto, cuando claramente pareciera ser lo contrario, hay que bajar la circulación de las personas durante determinados horarios, debido a que están todos relajados y nadie respeta las normas sanitarias recomendadas.
En este contexto, los gastronómicos tienen una responsabilidad muy grande, ya que ellos propusieron tiempo atrás un protocolo de higiene para funcionar que francamente hasta el momento no es respetado por nadie.
Es así que vamos a escuchar que necesitan trabajar, algo con lo cual estoy sumamente de acuerdo con ellos, ya que bajarles el horario a las 23 o 24 horas, es casi como decirle a la gente que no salga de sus casas. No veo mal que se haga alguna diferencia con el sector gastronómico, lo que veo mal es la hipocresía de algunos, ya que dicen cumplir con las normativas vigentes y en realidad ninguno cumple con eso. De esta forma, cualquiera que vaya a un bar podrá sentarse sin haber sacado el turno online (lo digo con conocimiento de causa) y además incumplen muchos otros compromisos que dijeron respetar cuando se les permitió las reaperturas.
De esta forma, una vez más la sociedad se divide entre los que “defienden a los gastronómicos” por redes sociales, dejando de cuestionar que ellos no respetan las normas a las que se comprometieron tiempo atrás. Es así que ya que consiguieron extender el horario para trabajar, algo con lo que me parece es atinado, no deberían enojarse si el municipio hace controles permanentes en estos lugares para ver si se cumple con el distanciamiento y tras normativas que respetaron unos días, pero que rápidamente dejaron de respetar.
La estrategia de sumar al resto de la población, como que si ellos cierran perdemos todos, está muy bien como estrategia, pero ahora deberán comportarse, adaptarse al extremo a las normativas vigentes y no desinformar si el municipio realiza inspecciones sorpresivas en estos lugares y encuentra irregularidades.
Roberto Fernández