Primeros músicos en Concepción del Uruguay

Por Ángel J. Harman

En la región rioplatense, los jesuitas obtuvieron el éxito más completo en sus reducciones y pueblos, así de indios guaraníes, como de lules, chiquitos, abipones, mocovíes y mojos. Los misioneros habían observado que los indígenas del Paraguay y Paraná eran muy sensibles a la música, por lo cual utilizaron ésta como un medio para atraer al cristianismo a los nativos, a quienes la curiosidad o algún otro motivo, llevaba a las reducciones. Con este fin se musicalizó toda la doctrina cristiana y se resolvió establecer en cada pueblo una escuela de canto y de música.
Con respecto a los guaraníes, éstos aprendieron de los jesuitas a tocar diferentes instrumentos, como la lira, el órgano, la flauta, el violín, la cítara y el clarinete, entre otros, y a distinguir entre la música profana y la sagrada. El famoso músico jesuita, Doménico Zipoli, refiriéndose a los guaraníes, decía: “he encontrado un joven de doce años que tocaba impecablemente en el órgano los trozos más difíciles de los compositores boloñeses de la época”. La música y el canto coral llegaron a ser tan universales en los pueblos de fundación jesuítica, que después de algunos años de aprendizaje, los mismos indígenas pasaban de ser discípulos a ser maestros.
En la reducción de Yapeyú, desarrolló sus actividades el padre Antonio Sepp y gracias a su incansable labor, esta reducción se convirtió en la gran escuela musical de las misiones, a la que no sólo acudían los indígenas, sino también los enviados de los colegios de las ciudades hispanas.
El padre Sepp calculaba que los músicos de las Misiones de su tiempo- en 1692- alcanzaban la cifra de 3.000.
Primeros músicos de la villa de Concepción del Uruguay
La emigración guaraní ocurrida en la época post-jesuítica se dirigió con preferencia hacia los diferentes centros urbanos del Virreinato del Río de la Plata y se expandió hacia las jurisdicciones de Corrientes, Santa Fe, Buenos Aires, Montevideo, Paraguay y otras de reciente poblamiento en el litoral -como las nuevas villas fundadas por Tomás de Rocamora- que también atraían a otros inmigrantes procedentes de la región del Tucumán.
Cuando el comisionado Tomás de Rocamora les propuso a las familias dispersas en la zona próxima a los arroyos del Tala y de La China reunirse para la formación de la Villa de Concepción del Uruguay, fueron incluidas algunas familias guaraní misioneras. Así lo confirmó el alcalde Julián Colman en 1790, al decir que había más de 300 indios con sus mujeres e hijos, y “otros (indígenas) casados, que tiene esta Villa vecinos con títulos de primeros fundadores de ella quando su formación…”. Entre estos guaraníes había no sólo agricultores, sino también otros que tenían diversos oficios artesanales, tales como talladores-escultores, orfebres; además algunos eran músico que habían aprendido el oficio en sus pueblos de origen o por tradición familiar.
Esteban Aybý, era natural del pueblo de Santa María la Mayor, en Misiones. Estaba casado con Javiera García, natural de Buenos Aires. La documentación colonial describe a Aybý como un “indio de trato, arrogante parecer y por mucho el más venerado entre todos los de su clase [dado] que fue Corregidor su Pueblo [en las Misiones guaraníes].
A raíz de un proceso por “sedición” de los indígenas, se efectuó un procedimiento en la vivienda de Esteban Aybý, en donde se le embargaron objetos. En el lugar se encontraron varios “papeles” de música. Cuando las fuerzas policiales de la villa de Concepción del Uruguay lo quisieron detener, se había ido a Paysandú a ofrecer un concierto.
Entre las personas censadas en la villa en 1820, figuraban músicos guaraníes misioneros, originarios de los pueblos fundados por los jesuitas.
Se trataba de:
-Mariano Netey, de 50 años, casado con M. M Medina, natural de Misiones, de 40 años y dos hijas nacidas en Concepción del Uruguay: María Cecilia y María Joaquina.
– Nazario Olivero, de 50 años, casado con la misionera María Antonia Atí, de 30 años.
– José León Vera, de 40 años, casado con Rosa María Magdalena, misionera, de 30 años.
Creemos que varios años antes de esa fecha, ya había músicos en la villa, aunque sobre los mismos no hemos hallado referencias. Nuestra suposición se basa en el nutrido contingente de guaraníes procedentes de Misiones que se habían establecido en este lugar en el último tercio del siglo XVIII, quienes ya tenían oficios aprendidos en sus pueblos.
Tampoco debieron faltar cantores, de temas profanos como religiosos, en este último aspecto, en varios documentos parroquiales de esa época se ha dejado constancia de haber celebrado ceremonias fúnebres con misa cantada y oficio mayor cantado.

Fuentes:– HARMAN, Ángel, Los rostros invisibles de nuestra historia. Indígenas y africanos en Concepción del Uruguay, Vicegobernación de Entre Ríos/UADER, Concepción del Uruguay, 2010/ – LANGE, Francisco Curt, “La música culta en el período hispano”, en Historia General del Arte en la Argentina, Academia Nacional de Bellas Artes, t. I, Buenos Aires, 1993 / – FURLONG, Guillermo, S. J., Los jesuitas y la cultura rioplatense, Buenos Aires, Secretaría de Cultura de la Nación/Editorial Biblos, 1994/ – SEPP, Antonio, Continuación de las labores apostólicas, tomo II, Buenos Aires, Eudeba, 1973/ – DJENDEREDJIAN, Julio, “Límites de casta y nuevos espacios de poder en la frontera. La sedición indígena de 1785 en Entre Ríos y un intento de interpretación”. En Anuario del CEIC, nº 4, Jujuy, 2008/ –