Préstamo FMI

Por Carlos Heller

Utilizando un lenguaje sofisticado y sin querer ser explícito sobre algunos temas, la “Evaluación ex-post” del propio FMI sobre el financiamiento otorgado a Argentina reafirma muchas de las críticas realizadas sobre la gestión de ese préstamo por parte del gobierno de Mauricio Macri.
El informe hace recaer la mayor carga de responsabilidades en la administración anterior de nuestro país, e incluso desliza algunas fallas en el accionar del Fondo. Ello no significa considerar que el FMI “se volvió bueno”, pero cabe destacar un cambio de enfoque en las autoridades del organismo: últimamente están reconociendo, aunque con varias reservas, que los déficits fiscales pueden ser necesarios para los países, como quedó demostrado, por ejemplo, en la atención de las grandes necesidades producto de la pandemia de Covid-19.
Primero, en el texto se sostiene que el préstamo a Argentina ha sido “el acuerdo de reserva más grande en la historia del Fondo” por monto y por peso, ya que llegó a un inédito 1.227% de nuestra cuota en el organismo.
Respecto de las erradas políticas de Macri, en la evaluación se dice: “el aumento de los reembolsos, junto con la fuga de capitales de los residentes, ejerció una presión considerable sobre el tipo de cambio”. Hay un reconocimiento implícito de que el préstamo se utilizó para fines no permitidos por la Carta Constitutiva del organismo. El informe agrega: “A pesar de las intervenciones cambiarias más allá de las disposiciones del programa, el tipo de cambio siguió depreciándose, aumentando la inflación y el valor en pesos de la deuda pública, y debilitando los ingresos reales, especialmente de los pobres”.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, dio datos más que interesantes: “alrededor de U$S21.000 millones fueron para pagar deuda insostenible, y U$S24.000 millones para financiar salida de capitales. Estos números son realmente enormes”.
La evaluación del Fondo y los datos brindados por Guzmán refutan el falso argumento de los ex funcionarios de Cambiemos de que el Stand-by se utilizó para financiar el déficit fiscal heredado, o para pagar una supuesta nueva deuda tomada por el gobierno de Cristina Fernández.
Un punto relevante es cuando se afirma que el gobierno equivocó su diagnóstico sobre inflación, y reconocen lo que venimos sosteniendo en esta columna: en Argentina el problema no se explica sólo por temas de emisión y base monetaria, sino también por puja la distributiva, concentración de mercados y la influencia de los precios internacionales.