Carlos Heller
Argentina está hoy en uno de sus niveles históricos más bajos de consumo anual de carne vacuna por habitante. No es un resultado de la caída de la producción sino, entre otras razones, de los altos precios que el consumidor está obligado a pagar. En simultáneo, el récord de ingresos por exportaciones no es sólo consecuencia de la suba de los precios externos sino también del aumento de sus volúmenes exportables. Dado que se está produciendo más y se está exportando más en un contexto de suba de los precios globales, se supone que la rentabilidad de los sectores que producen estos alimentos es cada vez más alta. En esa ecuación es que resulta imprescindible proteger a los consumidores.
Es imprescindible resolver este problema. Si no se lo logra, podremos ser en el futuro un país con un crecimiento exponencial de las exportaciones, pero también con cada vez más gente que no podrá pagar el precio de los alimentos.
No hay una Argentina inclusiva posible con una combinación de precios externos y salarios locales. La única solución es regular.
Hay dos modelos de país y uno de los aspectos que los diferencia es el rol del Estado. En un caso, hay un Estado ausente que deja todo en manos del mercado; en otro, un Estado con una responsabilidad indelegable que es la de defender a los más débiles en cada situación específica.
Se trata de aplicar un proyecto inclusivo que incorpore cada vez más ciudadanos a una calidad de vida digna. Para eso hace falta un Estado que intervenga con todas sus herramientas regulando en favor de las mayorías.
En ese camino, pueden aparecer matices entre los mismos integrantes del gobierno. No hay que dramatizar esta situación. Porque esos matices muestran un gobierno vivo, con iniciativa. La gestión actual siempre prioriza el acuerdo y la construcción de consensos pero eso no significa delegar la responsabilidad última que debe estar en manos del Estado.
Mientras, la economía argentina sigue creciendo. La capacidad instalada utilizada alcanzó casi el 67% en septiembre de este año. Con relación a 2019, hay 42.000 puestos de trabajo nuevos en la industria. Hacia el final de 2021 la economía habrá crecido cerca del 10% del PBI, recuperando casi todo lo perdido en el 2020. En ese escenario, el Estado debe intervenir para que los beneficios de ese crecimiento se distribuyan entre todos los argentinos.