Por altruismo – Parte II

Ballpoint pen attached to blank loose-leaf paper placed on wooden table

Por:David Bueno.
Dr. En Biología. Genetista.
Los bonobos son unos primates que viven en grupos muy cohesionados y que muestran comportamientos empáticos y de solidaridad entre ellos. Suelen resolver los conflictos internos de manera pacífica y las hembras cuidan de las crías durante cinco años: las amamantan, las arrullan, juegan con ellas y cuidan de su higiene. La investigación publicada recientemente en la revista “Scientific Reports”, describe dos casos de adopción en bonobos salvajes de la provincia de Wamba (Congo), que indican una proximidad mayor a la supuesta con los comportamientos humanos. En el primero de los casos los científicos hicieron el seguimiento de una hembra que ya tenía dos hijos biológicos, uno 2 años que todavía amamantaba y otro de 5 años que estaba a punto de independizarse. La cría que adoptó, de 2 años y medio, provenía de otro grupo que no tenía ningún vínculo de sangre con el grupo adoptivo. La adopción significó tener que amamantar dos crías simultáneamente. La madre, además, jugaba y tenía cuidado casi como si fuera un hijo propio. Si debía atender todas las crías, primero tenía cuidado de las suyas, pero luego dedicaba la misma atención a la adoptada. Además, el hijo mayor mostraba signos de angustia cuando la madre dedicaba demasiado tiempo al hijo adoptivo, lo que indica un cierto grado de celos, pero que en ningún caso implicaba comportamientos agresivos hacia el hermano adoptado. En el segundo caso, la hembra era grande, postmenopáusica, y ya no criaba ningún hijo biológico. Sin embargo, tuvo cuidado de la cría adoptada, de unos 3 años, hasta que se independizó. Incluso dejaba que chupara de sus pezones aunque no producía leche, lo que se interpreta como un establecimiento de vínculos afectivos de maternidad. La conclusión que sacan los investigadores es que, en el caso de los bonobos, que son la especie viva más emparentada biológica y evolutivamente con nosotros, la adopción de crías no implica favorecer directamente la supervivencia de la propia estirpe, sino que se trata de un acto de empatía y altruismo. También implica la manifestación de sentimientos de ternura hacia los niños, características que se creían exclusivas de los humanos.