Señor director:
Hace algunos años tuve la mala idea de adoptar una perrita en un grupo proteccionista. Luego no me dejaban vivir en paz preguntando por la perra. Iban todas las semanas. Como si fuésemos niños que no sabemos qué hacer o cómo tratar un animal. Que deberá tener todas las condiciones adecuadas para un perro, pero no dejará de ser perro. No es un humano. Tengo la completa certeza que el juzgado de familia no hace tanto control cuando se entrega un niño en adopción. Hoy día tengo lugar y posibilidades de adoptar perro, gato o lo que sea, pero no se me cruza por la cabeza ir a estas organizaciones. Se quejan de que la gente no ayuda, no adopta, pero con esas políticas se perjudican a sí mismos.
Alberto Guerra