Un grupo de pescadores observó en el río Uruguay, frente a la costa de Salto (Uruguay) y Concordia (Argentina), a una anaconda de gran tamaño desplazarse río abajo. La serpiente se aproximó a la costa y se movilizó hasta que la perdieron de vista. Hay antecedentes de este tipo de avistajes, no muy frecuentes en los últimos años.
Pero, en los 90, sobre el río Uruguay y el Cuareim, en las cercanías de Bella Unión, departamento de Artigas (Uruguay), fue avistado otro ejemplar. Luego, un pescador encontró otro en Paysandú (Uruguay), sobre el mismo curso fluvial.
En Entre Ríos, en enero del año pasado, una anaconda amarilla apareció en la playa de Piedras Blancas, a unos 80 kilómetros al norte de Paraná y sorprendió a los turistas. Ante la aparición del animal, los turistas se asustaron y se alejaron rápidamente de la orilla: la curiyú, otro de los nombres con que se la conoce, fue retirada del lugar por los guardavidas y luego fue trasladada a la reserva natural.
Según los especialistas, esos casos se deben al ciclo reproductivo de la anaconda amarilla, que transcurre desde los comienzos de la primavera hasta fines de diciembre
Pescadores divisaron una anaconda
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