Ozymandias

Por Juan Martin Garay (*)

La inevitable decadencia

Percy B. Shelley escribió en 1817 un soneto que quedó para la historia literaria como el mejor ejemplo de la filosofía política. Ozymandias fue su creación y dice así: “Conocí a un viajero de una tierra antigua quien dijo: ‘dos enormes piernas pétreas, sin su tronco se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena, semihundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño y mueca en la boca, y desdén de frío dominio, cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones las cuales aún sobreviven, grabadas en estos inertes objetos, a las manos que las tallaron y al corazón que las alimentó’. Y en el pedestal se leen estas palabras: ‘Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes: ¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!’. Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas”.

Enseña Diodoro de Sicilia en su obra de Historia Universal que Ozymandias era el alias de Ramsés II (El Grande). En este soneto, Shelley ilustra lo inscripto en la base de una estatua y hace referencia -según explica Dougald MacEachen- “a la inevitable decadencia de todos los líderes y de los imperios que estos construyen sin importar cuán poderosos fueron en su tiempo”. 

Por mi propia culpa

En una dialéctica de avanzada mediática bien estudiada para “hacer mella o calar hondo” en la opinión pública, hay quienes adjudican la culpa de todos los males de nuestro país al peronismo cuando expresan, sin nombrarlo muchas veces o haciéndolo de manera despectiva, que “el problema de los argentinos son los últimos 70 años”. Bien ilustra Juan Manuel Abal Medina que en 100 años de vida el 35% de ese período fue gobernado por el peronismo, el 30% por el radicalismo, un poco más del 20% por militares y poco menos de un 20% por otros partidos. Entonces, nos queda una gran incógnita: ¿de alguna manera, la Argentina que tenemos es responsabilidad de todos? La respuesta es obvia.

La pregunta

Hasta el año 1976 hubo dos grandes modelos de desarrollo: primero el modelo agro exportador y segundo la llamada industrialización por sustitución de importaciones (ISI). ¿Qué le pasó al peronismo luego del ´83 que no pudo consolidar un modelo consensuado de desarrollo? El tiempo pasó entre defraudaciones y claudicaciones. A pesar de un tiempo de reivindicaciones, de conquistas sociales y nuevos derechos, cuando los ideales se tornaron en indefinidos, la esperanza se fue diluyendo hasta temer la amenaza de un porvenir sin rumbo. La crisis de representatividad política que sigue sin resolverse desde el 2001 y que mucho daño nos continúa haciendo, lo es para todas las expresiones políticas por igual; pero en el espacio nacional y popular donde la columna vertebral fue siempre el Movimiento Obrero Organizado y donde al mismo hoy por hoy no se lo encuentra contenido como lo fuera en otros tiempos, el condicionante es mucho peor aún.

Consenso

En el mundo de la globalización es más difícil poder consensuar una estrategia de desarrollo, en eso podemos estar de acuerdo, ahora bien, ¿se podría consensuar en estos tiempos globalizados? Claramente sí, con voluntad política, con gestos de grandeza fomentando la cultura del diálogo y el encuentro, dejando las diferencias que separan y aíslan. Porque les recuerdo la existencia de un apotegma con gran importancia para quienes profesan la misma ideología de quien escribe esta pincelada, algo que para nosotros debe ser una regla a la que debemos someternos como la ley misma: “Primero la Patria, después el Movimiento y por último los Hombres”.

Esperanza y movilización

Vuelvo a insistir en dos cuestiones claves para el tiempo que viene, si de la puja del poder se trata, siempre pensándolo en función social. Entendiendo a la política como la lucha por conseguir un punto de cohesión y proyección social que permita una mejor condición de vida para nuestros semejantes, si en nuestro Movimiento Nacional no queremos caer en el Ozymandias (la inevitable decadencia de todos los líderes y de los imperios que estos construyen sin importar cuán poderosos fueron en su tiempo) la esperanza y la movilización deben ser dos factores de gran importancia a tener en cuenta para el futuro cercano. Porque, por un lado, si no se vuelve a representar esperanza en la gente, poco se podrá hacer. Y, por otro lado, sin un peronismo movilizado tampoco.
Además, también me permito recordar lo que dijo un sabio General: No debemos ser sectarios ni excluyentes.

(*) Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Concepción del Uruguay desde el 2019. Presidente de Bloque Concejales del PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.