*Por la farmacéutica Alejandra Olivieri. M.P.496
Es bien ponderado por todos el impacto positivo que los medicamentos tienen en la salud de los humanos y animales.
Esto es incuestionable desde las estadísticas que nos hablan de mayor expectativa de vida y de curación de enfermedades que antes eran incurables. También la medicina preventiva ha dado pasos agigantados con vacunas y terapias personalizadas.
Pero…nuestro planeta no piensa igual.
Nuestro cuerpo se defiende todo el tiempo cuando un medicamento ingresa en él, haciendo un esfuerzo inagotable y poniendo toda una bateria de químicos para eliminarlos, pero no siempre lo logra.
Muchos de ellos llegan intactos en un 90-80% a nuestra orina y justamente por ello son tan exitosos en tratar infecciones urinarias: antibióticos urinarios.
Otros son eliminados desde el hígado al intestino en forma de complejos químicos que se acumulan en las heces en donde la microbiota intestinal (billones de bacterias buenas) intenta deshacerse de ellos, descomponiendo dichos complejos, devolviéndolo intacto e iniciando un proceso que llamamos “circulación enterohepática”, reciclándolo, listo para absorberse en un ciclo sin fin …
Esto último ocurre con medicamentos de moléculas grandes y de baja solubilidad como con las hormonas sexuales: Los anticonceptivos.
El principal factor que contribuye a la carga ambiental de los productos farmacéuticos de uso humano es nuestra propia excreción. Haz de cuenta siguiendo los ejemplos de más arriba, que si lo tomas cada 8 horas, es como si tiraras un comprimido entero cada 8 horas al inodoro.
¿Tenías indicación de uso? ¿Era venta libre, venta bajo receta o venta vigilada con receta archivada? ¿Estaba supervisado ese tratamiento? La automedicación exige responsabilidad.
Los seres humanos y los animales (y la Industria pecuaria), somos el principal reservorio de medicamentos y constituimos la principal fuente de contaminación del agua potable.
El segundo factor de importancia en la contaminación ambiental por medicamentos es la eliminación inadecuada de los medicamentos domiciliarios, vencidos o sobrantes (de algún tratamiento); los cuales se tiran directamente en los lavabos, basura domiciliaria, inodoro o pozos; todos ellos son sitios significativos de contaminación ambiental.
La presencia de productos farmacéuticos en el medioambiente se ha convertido en un problema ambiental y el ranking lo llevan los antibióticos (grandes responsables de la resistencia antimicrobiana, la próxima pandemia), diclofenac, ibuprofeno, anticonceptivos, antidepresivos y neurolépticos: amitriptilina, fluoxetina y risperidona. Y éstos son sólo ejemplos.
Te dejo un dato de color. ¿Sabías que los vegetales más acumuladores de antibióticos son las zanahorias, el maíz, las lechugas, las papas? ¿Sabías que el diclofenac induce esterilidad en buitres? ¿Sabías que las hormonas femeninas, como el etinilestradiol, produce feminización de peces machos y, por lo tanto, bajas tasas de reproducción?
¿Sabías que las bacterias resistentes a antibióticos liberan su material genético de resistencia en el agua, para que otras bacterias lo absorban y así transmitir esta resistencia antibiótica a otras especies y sin mediar ningún contacto más que el agua?
Las plantas de tratamientos de aguas no logran eliminar los fármacos, muchas moléculas son muy reactivas…y tu cuerpo, muchas veces, tampoco lo logra. Sólo el tratamiento adecuado de los medicamentos en hornos pirolíticos en rangos de temperaturas de 850°C -1100°C o por hidrólisis alcalina (poco habitual) logran eliminarlos de la faz de la tierra.
Pero nada es gratuito, produce huella de carbono.










