Andrés Asiain (*)
Primeras impresiones del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. La debilidad central es que no reduce la incertidumbre cambiaria al mantener dos años y medio de revisiones trimestrales que pueden frenar el acceso a los fondos y empujar una cesación de pagos con el organismo.
Respecto de los compromisos asumidos, incluyen un plan de aumento de tarifas que dudosamente baje los subsidios energéticos. Las tijeras apuntan a las transferencias a las provincias (el Poder Ejecutivo pierde una pieza clave a la hora de alinear gobernadores) y empresas públicas deficitarias.
Se avanza a un revalúo fiscal y aumento de bienes personales (tributación progresista). Aun así, el cumplimiento de la meta fiscal es incierto y depende de numerosos eventos que escapan al gobierno como el precio internacional de las materias primas y energía, por ejemplo.
La meta monetaria, como ya se sabía, es muy exigente y se espera un aumento fuerte de la emisión de bonos a altas tasas de interés que incrementará el gasto público financiero, al que no se le pone techo. Pero, así y todo, se presente como muy complejo colocar tantos bonos ya que requiere mucha sustitución de las Leliqs (dólar contado con liquidación).
En materia cambiaria, el dólar oficial no será ancla y acompaña la inflación (no hay meta al respecto, por suerte, ya que no se cumpliría). El contado con liqui y MEP (Mercado Electrónico de Pagos) vuelven como dólar financiero de referencia. No se especifica la intervención del Banco Central en el paralelo, lo que constituye un tema clave. El cumplimiento de la meta de reservas es incierto también, no sólo por cuestiones internacionales (precios internacionales, tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), cuyo presidente, Jerome Powell, confirmó el miércoles pasado al Congreso norteamericano que el organismo aprobó para este mismo mes una subida d 0.25 puntos para combatir la elevada inflación. Estas medidas que escapan al gobierno argentino generan turbulencias económicas, no sólo porque los precios de las materias primas suelen seguir una trayectoria a la baja, lo cual afecta el curso de las exportaciones del país, sino por cómo responderá Argentina a las presiones sobre el paralelo -especialmente en el año electoral-.
(*) Economista. Director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso). Profesor de la Universidad Nacional de Avellaneda y Cátedra Jauretche.










