Opinión. FMI y planes

Por Carlos Heller

“El Gobierno hace gala de que no tiene un plan, ya que cuando contestan que el plan es el presupuesto te das cuenta que eso no es así. Estaba previsto 29% de inflación este año y vamos a terminar arriba de 50%”, dijo Horacio Rodríguez Larreta. Habría que decirle que la inflación por sí sola no define si existe un plan, que el gobierno de Macri pronosticó un 5% para 2019 y fue 10 veces superior. Y recordarle que la lógica de las metas de inflación que siguió el gobierno de Cambiemos terminó en un rotundo fracaso.
Lo que existe es un plan de gobierno que sigue los lineamientos del Presupuesto 2021 y 2022, con proyecciones para las principales variables y herramientas que han venido apuntando a dos objetivos de fondo: que los ingresos recuperen su poder adquisitivo frente a los precios y seguir tranquilizando la economía. No hay que perder de vista que se pudo cumplir con casi todas las variables del Presupuesto 2021, excepto con la inflación, precisamente donde irrumpe con toda la cuestión de la puja distributiva. Más allá de ciertos intentos de alterar las expectativas alrededor del mercado cambiario para tratar de influir en las próximas elecciones, el Banco Central continúa comprando dólares y la brecha entre el cambio oficial y el ilegal se encuentra en el 98%, si bien elevada, muy inferior a la de un año atrás (150%).
Sin duda la negociación con el FMI es central. Como bien explicó el ministro de Economía, Martín Guzmán, el FMI fue creado para intervenir cuando los países tuvieran problemas de la balanza de pagos. En el caso argentino es al revés, el problema del balance de pagos está originado por la relación con el FMI. Considerando el fuerte superávit comercial con el que se cerrará este año y el que se proyecta para 2022, si el país no tuviera en los próximos años obligaciones con el FMI, se dispondría de toda la capacidad para volcar recursos al desarrollo interno. Por ello, en estas negociaciones se define el sendero de los próximos años: la idea del gobierno es que primero hay que poder crecer para luego estar en condiciones de comenzar a pagar la deuda. Quienes sostienen que no existe un plan, en última instancia lo que reclaman es su plan: el de ajuste fiscal, flexibilización laboral y reforma previsional.