Mientras Martín Guzmán intenta cerrar las negociaciones del canje de la deuda externa, algunos medios de comunicación masivos empiezan a imponer la idea de que el gobierno ya estaría pensando en un sucesor para llevar a cabo un plan económico integral en la pospandemia.
Escudados en las famosas “fuentes al tanto de las tratativas”, se animan a confirmar que hay varios candidatos que están siendo sondeados, pero que el histórico asesor económico de Mauricio Macri, Carlos Melconian, pica en punta. Para intentar darle más entidad a los supuestos cruces dialécticos entre el oficialismo y alegados a uno de los mayores exponentes del macrismo, se animan a asegurar que: «Le dijeron que se ponga los cortos”.
De esta manera, empieza una nueva campaña para intentar manipular desde afuera la confección del gabinete del presidente Alberto Fernández. La situación resulta tan extraña y ajena a la realidad, cuando uno se pone a reflexionar sobre un posible acuerdo del actual ministro Guzmán en torno a la deuda del país.
Si llegan a ser ciertas las versiones de que el actual ministro de economía llegue a un acuerdo con los acreedores ¿Con qué fin renunciaría a su cargo y con qué necesidad el jefe de estado lo removería de su cargo? El supuesto acuerdo estaría lejos de concretarse, pero de llegar a concretarse, la figura de Guzmán adquiriría una fuerza difícil de remover para un país que busca mostrarse confiable con respecto a los demás proyectos económicos de la región. Es bien sabido por cualquiera que esté en el mundo de la política, que los ministros de buen desempeño nunca son reemplazados; salvo situaciones extremas.
Resulta realmente extraño que Alberto Fernández se juegue por un hombre que se mostró tan afín a los ideales económicos del ex presidente Mauricio Macri. Sería una jugada que claramente no estaría bien vista por una gran porción de la masa electoral que permitió al actual jefe de estado llegar a ocupar el “Sillón de Rivadavia”.
El tiempo dirá si se trata de una operación mediática de manual o si la realidad supera la ficción.