Los creyentes transitaron por otra jornada de silencio y reflexión a la espera de la Resurrección de Jesucristo.
Los cristianos transitaron ayer por el Sábado Santo, día de oración junto a la tumba en la espera por la Resurrección de Jesús.
Por la noche se llevó a cabo la celebración de la Vigilia Pascual.
Tuvo tres partes importantes que terminaron con la Liturgia Eucarística: la celebración del Fuego Nuevo, la Liturgia de la Palacio y la Liturgia Bautismal.
Era costumbre, durante los primeros siglos de la Iglesia, bautizar por la noche del Sábado Santo, a los que querían ser cristianos. Ellos se preparaban durante los cuarenta días de la Cuaresma y, acompañados por sus padrinos, ese día se presentaban para recibir el Bautismo.
También, ese día los que hacían penitencia pública por sus faltas y pecados eran admitidos como miembros de la asamblea.
Actualmente, la Vigilia Pascual conserva ese sentido y permite a los fieles renovar sus promesas bautismales y acercarse a la Iglesia con un espíritu renovado.