Noticias sociales

Misa en La Concepción
Como todos los sábados, se celebrará hoy, a las 18:00, la misa en la capilla La Concepción, dependiente de la parroquia San Vicente de Paúl.

Pieza única
Se dieron a conocer los nombres de los seleccionados en la tercera edición del Premio Provincial a la Pieza Única Artesa. Fueron seleccionadas 71 piezas de diferentes materiales, correspondientes a 59 manualistas de 22 localidades entrerrianas. Se mantiene el carácter federal de la convocatoria impulsada por Museo y Mercado Provincial de Artesanías y la Secretaría de Cultura de Entre Ríos. La Dirección del organismo organizador felicitó y agradeció la participación a artesanos y artesanas que en esta nueva edición formaron parte del concurso, cuyo objetivo es contribuir a la difusión del patrimonio cultural revalorizando la creatividad, originalidad y calidad de las artesanías entrerrianas, a la vez de enriquecer el patrimonio del Museo y del gobierno provincial mediante la incorporación de obras premiadas. Las obras seleccionadas se manifiestan en los materiales cuero crudo y curtido, arcilla, madera, fibras vegetales y animales, vidrio, metales y papel.

Santoral
Los católicos recuerdan hoy a Santa Teodora de Alejandría. Ella fue una santa poco común. Generalmente los santos y santas son presentados como personajes extremadamente dotados de cualidades poco asequibles al común de los mortales. Teodora no fue precisamente una de esas. Pese a lo débil que es la documentación histórica de que se dispone, el comienzo de su santidad partió del adulterio. Fue una mujer casada que vivía en Egipto. Un joven enamorado de sus bondades se sintió rechazado en sus pretensiones impuras hasta que recurrió a una hechicera que, con pócimas y palabras, llevó a Teodora a consentir en la infidelidad. La tristeza consecuente la llevó a la determinación de hacer penitencia de por vida. Tomó ropas de hombre y pidió, suplicando, la admisión en un monasterio. Bajo el nombre de Teodoro, admiró a todos con la aspereza de sus mortificaciones. Pero no acaba aquí su historia. Una ventera del lugar acusó calumniosamente al falso monje de ser el padre del hijo que había tenido con un viajero. Y aquí apareció el rasgo de generosidad. Teodora no quiso negarlo, fue expulsada del monasterio, cuidó en las soledades del niño, alimentándolo con leche de cabra, mientras que las inclemencias del tiempo a la intemperie curtían su piel y mudaban su semblante. Pasados unos años, suplico de nuevo la entrada en el monasterio donde se le admitió con la condición de no abandonar su celda. Sólo a la muerte de la penitente se descubrió su condición. El niño que ella cuidó llegó con el tiempo a ser abad del monasterio.